Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

26 ene 2011

Tapioca Inn

Deplorable espectáculo el de aquel pueblo --sombrío, inapetente, anquilosado, como en un prematuro y descomunal invierno--. ¿Y la banda? ¿Y los reclutas? ¿Quién pensaba en la banda? Transcurrían los sábados grises, tediosos, mortales, con sólo el rumor del follaje y los ladridos de algunos perros. El mar, por si fuera poco, aparecía durante el día muy pálido y bramaba amenazadoramente. El ferrocarril pasaba de largo. Del kilómetro tantos al kilómetro tantos, los viajeros se veían obligados a bajar las cortinillas. No respire usted. Use su pañuelo. Epidemia desconocida. Y cuando el último furgón se perdía de vista, quedaba únicamente sobre las casas, entre los troncos, coronando las melancólicas olas, un humo fétido y oscuro como una horrenda bocanada putrefacta.

--Decididamente creo que no tenemos remedio-- aceptaron.

A intervalos, del dorado amanecer escapábase un angustioso grito:

--¡Pedro!... ¡Pedroo! ¡Pedritoooo!

Los contaminados movían la cabeza, se santiguaban.

--Otro desaparecido-- admitían.

"La polka de los curitas", del libro Tapioca Inn. Mansión para fantasmas de Francisco Tario. Tenemos noticias de que el volumen fue publicado a principios de los 50. ¿En España? ¿En Veracruz, México?

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