Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

15 jun 2011

ocupados los barrios de la Ciudad de México por huestes policiacas

Los barrios apañados del Distrito Federal: Iztapalapa, Tlalcoligia, Santa Fe, Tláhuac, Xochimilco, la Morelos y la Santa Julia. También en la Venustiano Carranza, lo mismo que en Cuaji.

Ser joven humilde y prieto, mal vestido y de a pie, ya es motivo de sospecha.

Ellos, los jóvenes del nuevo proletariado, son el objetivo del aterrorizamiento que persiguen los operativos masivos de las huestes de Ebrard, mientras Hank y los meros buenos dejan el cautiverio con sonrisa de oreja a oreja.

El nuevo proletariado debe ser inhibido por el terror de Estado --en un operativo de biopolítica pura--, al grado de que acepte sin chistar el carecer de todo...

Llegan de cualquier lado de la city a la redacción de Extrañamiento informes sobre las básculas en calles y callejones de los barrios.

Te tientan. Te humillan. Te hacen sentir que se te apareció el tsunami rumbo a la chamba, o mejor, en el curso de la chamba.

Debajo de su cachucha y encima de su bicicleta, Macario Tomás corrobora:

40 patrullas, no te miento, mi mario, se bajaron de todos lados. Ora sí que me agarraron con el churro entre los dedos y el tanque lleno. Nomás me hice pa este lado y eché así, ira, el humo, de pura uñita tiré mi marro hasta el centro de la cancha del Saleciano. Yo veía así, nomás, ira, de reojo, cómo salía el humo. Nos pasaron re feo a  la báscula. Se querían llevar al que estaba a mi lado, porque yo los miré a los ojos, pero él, nada. Y duro el poli con que no te pases de verga, que dijera si era el guato o nomás el personal. Y yo, chale, pus por qué se lo van a llevar a él, si él no hizo nada, y yo casi les digo: "si yo mero era", ¿cómo ves? Al final uno encontró el volcán, humeante, pero éramos tantos, y nadie dijo nada, que se tuvieron que ir, esta vez, sin ninguna presa, bueno, mi churro... Pero se estuvieron parados ahí  como veinte minutos, y luego se movieron.

También de la Tlalcologia llegó el informe de Justina. Lo mismo. Y allá por Tulyehualco, las redadas en los antros que ponen contra los muros, en plena oscuridad, a los jóvenes que ahí danzan.

Lejos de gimoteo o buenas vibras por deseos para el futuro, o sea siendo realista, observamos con optimismo que los jóvenes del nuevo proletariado en el Distrito Federal y en las grandes ciudades capitalistas, aprenden diariamente arte y mañas de la guerra de resistencia contra un Estado parásito que alimenta a sus guardias y policías con la sangre y los órganos de lo más vivo.

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