Crimen en Ayotzinapa

 El asesinato de los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, se produce en una situación crítica en México y es un catalizador para la protesta social, que en ese Estado del país ya alcanza niveles cuasi insurreccionales.

Por si hiciera falta, los sucesos ocurridos ayer sobre la autopista México-Acapulco, en el que destacamentos policíacos federales y del estado reprimieron a estudiantes por cerrar esa vía de comunicación en demanda de añejas reivindicaciones, mostraron a gran parte de la población:

1.- Que la militarización del país, justificada por los gobernantes para hacer la guerra contra el “crimen organizado”, no es en realidad más que una pura patraña con el fin de reprimir al pueblo organizado y consciente que lucha contra la explotación y por sus derechos.

2.- Que los presuntos partidos políticos de izquierda (Guerrero está gobernado por el PRD) no  hacen sino cumplir también –como los partido de derecha—con los lineamientos del gran capital y su política de exterminio;  despliegan también un simulacro  con el único fin de engatusar y minar a las fuerzas democráticas y populares.

3.- Que es necesario, hoy más que nunca, forjar desde abajo la organización revolucionaria del proletariado para las luchas que ya están aquí y que tienden cada día a convertirse en una guerra civil.

Por lo pronto, parece ser esta la última oportunidad del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador para deslindarse de las políticas del PRD en el gobierno, su partido de origen. De no hacerlo así, no quedará ya ningún tipo de dudas en amplios sectores que aún creen en él sobre su misión estratégica de conservar a toda costa el agónico régimen que padecemos en México.

Queda una cuestión clara a estas alturas: el gobierno tripartita en México es incapaz de garantizar el mínimo margen de derecho para que las próximas elecciones presidenciales se realicen limpiamente.

¡Por el derrocamiento del gobierno tripartita!