Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

25 mar 2012

el valor de cambio y la libertad

El dinero es la forma del valor, el valor de cambio, el modo necesario en el que se expresa el trabajo humano abstracto materializado en las mercancías.

"A primera vista, el valor de cambio aparece como la relación cuantitativa, la proporción en la que se cambian valores de uso de una clase por valores de uso de otra, relación que varía constantemente con los lugares y los tiempos. Parece pues, como si el valor de cambio fuese algo completamente casual y relativo, como si, por tanto, fuese una contradictio in adjecto la existencia de un valor de cambio interno, inmanente a la mercancía. Pero, observemos la cosa más de cerca" (Karl Marx, El Capital, cap. I, Tomo I).

Luego resulta que la tal casualidad meramente cuantitativa sólo expresa una sustancia espectral y social de la que cada cuerpo humano individual no es sino encarnación y objetivación: el trabajo humano abstracto.

Por una lado puesnnn (a la jalisquilla), la individuación subjetivista y fichteana que nace del valor de cambio como ilusión de sujeto meramente contingente ("camarón que se duerme..."); de otro, la certeza, si es que ésta cabe en la relación, de que la objetivación como acumulación de trabajo muerto pesa sobre el trabajo vivo --sobre uno-- con su espesa densidad de espectro.

Frente a la objetividad espectral por el valor de cambio del tiempo de trabajo socialmente necesario, el individuo cesa de ser para nivelarse en un mero promedio social que se le impone y se le opone como pura exterioridad que lo comanda.

Quizá con ciertos tintes románticos, Claudio Napoleoni se refería así hace 40 años al concepto de trabajo socialmente necesario:

"En realidad, el trabajo así medido con el tiempo no aparece como trabajo de distintos individuos, sino que los diferentes individuos que trabajan aparecen más bien como simples órganos del trabajo... Para Marx el trabajo es la realización del hombre, es su 'esencia'. Por tanto si, como sucede con el capital, el trabajo tiene, con el trabajo acumulado, con la cosa, una relación trastornada porque está dominado por ella, es su instrumento, entonces también la relación entre el hombre y su trabajo está trastornada: el hombre, enajenado de su esencia, no es ya el sujeto, de quien el trabajo constituye el predicado esencial, sino, al contrario, es el trabajo el que ha sido elevado a sustancia independiente, y respecto a él los hombres no son más que simples vehículos de realización, simples soportes materiales de su explicación. El trabajo, así hipostatizado, es trabajo abstracto, o sea trabajo separado de los sujetos, los cuales, precisamente a consecuencia de esta separación, dejan de ser sujetos y se convierten en simples apéndices de lo que de otra forma hubiera sido un atributo suyo" (Claudio Napoleoni, Lecciones sobre el capítulo sexto (inédito) de Marx).

Mientras tanto, sobre la mera contingencia cuantitativa se mira desde el valor de cambio la vida como un remedo de libertad traducido en precio, como un dejarse llevar bien flojito ahí donde el plusvalor mande mediante el mecanismo de la moda.

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