Fue curioso, a la vez que repugnante y revelador, mirar a tanta gente tránsfuga, de esa que había tirado ya a la basura el comunismo como producto para dogmáticos y sectarios, alguna anticomunista de tiempo completo, correr desesperada por una foto al lado de la Camila Vallejo.
¡Pobre comunismo!, volverá a ser manoseado por estos seguidistas, como en los setenta del siglo XX, si nosotros no somos capaces de depurarlo en la lucha ideológica, política y organizativa del diario...
Por un momento, en su carrera por la imagen-título que los registrara para la posteridad junto a la figura de la hoz y el martillo personificada por la dirigente estudiantil chilena, nuestros brinqueros profesionales semejaron fotógrafos en competencia por el click.
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