Contra la táctica "atenquista", por un partido comunista del proletariado

Sin ningún miramiento por la izquierda radical populista y frente-amplista, estamos obligados a denunciar la demagogia de la consigna "atenquista" que llama a evitar la toma de posesión de Enrique Peña Nieto como presidente de la República. Por el momento y en el corto plazo esto no es posible. También urge desenmascarar la inutilidad de ese planteamiento que llama a Peña Nieto --igual que lo hizo con Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón-- "el espurio". Eso es pura consigna hueca si de ahí no se desprende claramente una estrategia revolucionaria. Es como cerrar los ojos y pensar que si no se le reconoce como presidente, no es presidente. El mismo desplante del "gobierno legítimo" o la "Convención Nacional". Además, al llamarle espurio se pretende hacer creer que representa a 300 familias con capacidad dineraria para comprar al electorado, pero esta visión simplista y completamente ajena a una interpretación por la lucha de clases y la guerra civil olvida explicar porqué la clase gobernante en México insiste en ser priísta y por qué, además, conserva la mayoría en el electorado. AMLO llamó a los electores a aceptar las maiceadas del PRI pero a votar a conciencia. Los electores le hicieron caso y votaron a conciencia de que viven en el mundo de la mercancía y el dinero. Votaron pues por quien dio más. La definición frentista en Atenco persiste en eludir la cuestión de la necesidad de un partido del proletariado y en continuar acríticamente, con un lenguaje radicalizado, la misma táctica que siguió el PRD desde 1988 y con la que fue derrotado y corrompido en toda la línea lo mismo en Michoacán que en todo el país.