¡Por la negociación paritaria del salario y las condiciones de trabajo entre obreros y patrones!
y ya encarrerado en el puro reformismo, como si lo aristócrata te quisiera poner a buen resguardo de la negrada insurrecta --lo mismo que León Roberto en su último delirium tremens alucinando a los de Neza expropiando sus refrigeradores y a un segundo del lúmbago existencial--, te pones a hacer algunas preguntitas refor-refor-refor pero que sólo por inusitadas akalambran y subvierten desde los cabellos...
¿para qué pudiéramos querer, si viésemos hoy desde la perspectiva proletaria, desde el salario (concreto social) y el trabajo vivo (natural), y también, ¿por qué no?, desde los sindicatos, a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, para qué quisiéramos querer ese monstruo burocrático supuestamente "neutral", ese tercero en la discordia entre las clases de la producción?
decimos: ¡para nada!, ¡no lo queremos para nada!
y aquí los leguleyos y abogados laborales constitucionalistas que viven de las huelgas (de hambre) ponen el grito en el cielo: nos han vendido desde la izquierda nacionalista y carranclana el choro estatista de que el monstruo Estado, monstruo abstracto y sin sello alguno de clase, es decir, la Junta de Conciliación y Arbitraje es la garantía para un equilibrio con justicia en las relaciones laborales... jajajaja... y los "revolucionarios" dados a la simbología épica de "en silencio ha tenido que ser" repiten, a la hora de la hora, los slogans de esos abogados constitucionalistas, nomás porque se disfrazan de obreros sociales... ¡chale!
y así, con el cuento constitucionalista (cardenista) de que en las Juntas larvaba el obrerismo nos hicieron creer también que exigir negociaciones bipartitas entre trabajadores y patrones era hacerle al "nio-liberal".
ahora vemos que no. Ahora sabemos que nuestros abogados constitucionalistas fueron --y siguen siéndolo-- embaucadores profesionales y que el Estado con sus instituciones representa a la clase dominante de los capitalistas, por lo que la "estructura tripartita" del Estado mexicano que dice regular la relación entre las clases que participan en la reproducción del capital lo único que garantiza (en el caso de que los sindicatos representaran realmente los intereses de los trabajadores asalariados) es la imposición al 2 por 1, cuando no al 3 por 0, de los intereses capitalistas, para no hablar del monstruo parasitario y burocrático que creció sobre la base del obrerismo carrancista-cardenista.
decimos pues ¡abajo las Juntas de Conciliación y Arbitraje!
¡por la conformación de comités de fábrica y rama que impongan la negociación directa con las organizaciones patronales!
¡por la reducción de la jornada de trabajo con aumentos salariales! (¡productividad para los que producen con su trabajo vivo!)
esa es una política de seguridad con la que nosotros estaríamos dispuestos a cooperar creativamente.
(nota curiosa, entre 1905 y 1917, el planteamiento de Lenin, el jefe bolchevique, coincide con el nuestro... todo el tiempo llama a la desburocratización de las relaciones entre obreros y patrones).
¿en qué momento se le clavó en el subconsciente al obrerista común el dogma de que defender un "Estado fuerte" sobre relaciones salariales es ser de izquierda?
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