será importante también desprender todas las consecuencias políticas posibles en el análisis acerca de las diferencias visibles entre los procesos electorales más recientes, y concretamente en aquellos en los que hubo denuncias importantes de fraude con la consecuente lucha de masas en defensa del voto: 1988, 2006 y 2012.
entre 2006 y 2012 habría que profundizar, por ejemplo, sobre las diferencias sociales y políticas entre una organización indígena y regional como la APPO (principal aliado popular de AMLO en el proceso electoral del 2006) y la forma específica que adoptó el movimiento Yosoy#132 en 2012. Quizá el análisis sobre la especificidad de la política comunitaria y asamblearia de los indígenas oaxaqueños --montados todavía sobre el mito de la comunidad perdida que allá sobrevivía todavía en formas truculentas y pervertidas por el mercado mundial y el poder estatal-caciquil del PRI-- en la coyuntura política de 2006 y sus diferencias con la forma estudiantil del 132 moviéndose como pez en el agua en los medios de comunicación electrónica y de masas, digo que quizá ese análisis nos ayude a comprender el modo en el que el Estado mexicano logró modificar su forma de dominación hacia una modalidad estrictamente política (en el sentido que va más allá de las relaciones consanguíneas o personales y llega hasta las abstractas e intangibles relaciones de clase en la sociedad capitalista) durante el llamado tramo de la "transición democrática", algo que no podrán mirar nunca quienes insisten en usar las gafas de don Daniel Cosío Villegas y ven la realidad desde sus tesis sobre el presidencialismo --casi como gen constitutivo del régimen político mexicano.
desde 2006 a la fecha, tal como lo vislumbramos en nuestro célebre balance aquel del número 6 de La Tecla Indómita (segunda época), las comunidades indígenas o lo que quedaba de ellas en el sur del país fueron barridas por el mercado mundial que entró y rompió barreras, pese a los juramentos de los nacionalistas, para proletarizar en grande y densificar el mercado de fuerza de trabajo migrante en el territorio de norteamérica. En medio de esa degradación inevitable de la "comunidad original" ocurrida como una ley fatal a nivel global es que habría que explicar el pertinaz silencio del subcomandante Marcos a lo largo de todo el sexenio de Felipe Calderón. El silencio de Marcos y la conversión del zapatismo en cooperativas regionales, por un lado, y en misticismo urbano de corte democrático, popular, igualitario y teológico (a lo Javier Sicilia), por otro, se producen en medio de esta degradación de la "comunidad originaria" y de sus mecanismos de asambleas de masas., es decir en medio de la proletarización imparable de vastos sectores populares del campo y la ciudad.
el predominio de todo tipo de medios de comunicación para el enlace extra territorial de un movimiento político electoral de carácter predominantemente estudiantil como el Yosoy#132 da la pauta para "medir" o palpar la nueva densidad de lo político dentro de la nueva hegemonía de dominación instaurada por el régimen en el llamado periodo de la transición. En el espacio de los medios no queda ya, o no debería quedar ya si no fuera por la dinastía de los Azcárraga, ni el menor vestigio de la consanguíneidad o la territorialidad como soportes y fundamentos de lo político.
habría que teorizar en este tema sobre las notas de Marx en el Sexto Inédito referentes a los cambios profundos que se producen en el modo de hegemonia, o más bien, sobre cómo es que se levanta el modo de dominación propiamente hegemónico sobre la conversión jurírica de la fuerza de trabajo en una mercancía durante el tránsito en Europa al modo de producción capitalista.
seguiremos luego con un asunto de primer orden para captar la calidad de lo político en 2012, frente a 2006 y 1988, y es el que tiene que ver con los movimientos en el espacio de la city, algo que nos develará el carácter social de estos movimientos, su proletarización más que evidente en las periferias.
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