Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

31 may 2010

¡muera el sionismo!

El Estado sionista en Israel no es solamente un Estado teocrático incrustado en medio de la posmodernidad, es el puro corazón de su cuerpo; y es que, junto a su carácter teocrático, el Estado de Israel irradia mundialidad a partir de lazos religiosos (ideológicos) fundamentados sobre el flujo financiero global. El fundamentalismo del puro baro.

A diferencia de los cristianos protestantes que aceptaron el universalismo abstracto como ideología y la nacionalidad del país que habitaban, en el  que se reproducían biológica y cósicamente --en términos de acumulación de capital--, y de los católicos que tienen en el seno de la República romana un estado subordinado histórica y conflictivamente a la polis, el sionismo, sin renunciar al territorio en Israel como soporte del Estado, irradia y comanda a una comunidad internacional con poder financiero y actúa en una dimensión verdaderamente acorde con la del mercado mundial. El Estado de Israel, como vislumbró hace ya bastante el buen Roberto, no es una pieza del capitalismo estadunidense, sino al revés.

En el Estado por excelencia de la posmodernidad habría una vuelta a la unidad mundial por  la vía ideológica, y quedaría al desnudo el modo en que el grado de volatilidad de las finanzas las lleva a una situación mimética con la comunidad religiosa.

Esta forma, como se ve, es la forma pura de la violencia, el modo del Imperio.

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