Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

23 mar 2011

reporte de guerra

Ya son Argelia y Marruecos y Siria los pueblos sumados abiertamente a la revolución árabe. Más aparte los que ya estaban: Yemen y Barheim, Túnez y Egipto. Y cada día se irán sumando con rumbo a Karachi, donde la fragmentación es mayúscula.

La revolución sí cementa y nadie ya la para (coros).

En cambio sí da náusea el vendedor de encuestas en el análisis.

Me dijo la Genista un día, luego de una noche en Tercer grado que ni en los peores tiempos de la dictadura se miraron en Argentina esos bodrios por la tele.

Es preciso tener claro cada día el tablero que se conforma en el escenario mundial. Ubicar a esos peleles y mercenarios que aparecen fotografiados con sus pancartas de "merci, Zarkozy",

ese Zarcófago sediento de árabes,
como bien dijo el maestro Rolando.

Junto a la insurrección general de los pueblos árabes en contra del imperio y sus dictaduras, tenemos una guerra abierta en Libia contra el intervencionismo militarista de la OTAN, una guerra regular entre Estados. Kadafi ha llamado a profundizar la revolución de los pueblos árabes, en tanto que cada día que pasa mostrará sin dejar lugar a ninguna duda el terror que sienten por aquélla las potencias imperiales; su pánico a esa revolución que estalló esta tarde en los barrios residenciales de Tel Aviv provocando la corredera entre los apenas ayer despreocupados habitantes del Estado imperial por excelencia, ese engendro contrarrevolucionario y teológico de los acuerdos posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Tendrá que rectificar urgentemente la canciller mexicana Patricia Espinosa por su reciente aprobación pública sobre el hecho de que, en este momento, la aviación militar de Estados Unidos transite sobre nuestro territorio. No se puede hacer de cómplice de una política militarista y neocolonial a menos de que se milite en el obsesivo compromiso de avanzar a toda prisa hacia una confrontación imperialista mundial.

Y mientras, China no podrá mantener por mucho tiempo esa ignominiosa abstención que la acorrala en su sueño de "ganar tiempo". Ocurre la ironía histórica de que una potencia nacida de una revolución profunda resulte incapaz en su apoltronamiento progre de leer las posibilidades que se abren en términos de correlación de fuerzas. ¿Será que los "comunistas" chinos asisten paralizados y cagados ante el hecho de la revolución mundial?

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