En mayo de 1959, en un breve ensayo titulado "Balance de la lucha interna y las perspectivas de la misma después de la derrota del movimiento ferrocarrilero", Revueltas distingue la corriente que él encabeza dentro del Partido Comunista Mexicano (PCM) y que se propone la tarea trascendental de forjar esa "vanguardia marxista leninista" de otras manifestaciones de la disidencia interna enderezadas, por ejemplo, contra los dirigentes partidista por el uso o abuso de los automóviles del partido.
Escribe Revueltas, refiriéndose a planteamientos como el último: "Este tipo de crítica era transitorio, fácilmente 'consumible' y, en este caso, la autocrítica consistió en que tales vehículos se pusieran a disposición de los órganos del partido y no al servicio exclusivo y personal de estos o aquellos dirigentes".
De ahí pasa Revueltas a temas ideológicos y "trascendentes" como es la crítica de la táctica del "frente democrático de liberación nacional" y "la transformación del PCM en la verdadera vanguardia marxista-leninista de la clase obrera". A la distancia de más de 51 años es nítido en el texto de Revueltas su trascendentalismo hegeliano tan lejano del marxismo. Sólo así dejó pasar el duranguense que el síntoma del uso de los automóviles en el interior del Partido no era una casualidad en el momento en que, justamente, el sistema de transporte ferroviario era sustituido, tras la derrota de la huelga sindical, por una red nacional de carreteras y por la extensión de la gran industria fordista en el país. El reclamo de una parte del partido por el uso burocrático de esa mercancía concreta que son "los automóviles" del partido era un síntoma profundo de la revolución productiva que ocurría entonces en México en la última fase de una ola expansiva de larga duración del mercado mundial tras la Segunda Guerra.
A propósito de los cambios en el modo de producción del capitalismo en México durante aquellos años cruciales recomendamos el ensayo de Peter Baird y Ed McCaughan México-Estados Unidos: relaciones económicas y lucha de clases (Era, 1982). Ahí, en relación a la respuesta política inmediata que el gobierno de Adolfo López Mateos instrumentó con la "nacionalización" de la industria eléctrica después de la represión contra la huelga ferrocarrilera, quedó escrito:
La nacionalización sí logró varias cosas, sin embargo, desde el punto de vista de la estimulación del desarrollo capitalista. 1.- Lo más importante fue que resolvió el problema de proporcionar electricidad a bajo costo a la industria privada mediante la intervención del Estado para absorber una empresa de bajas ganancias 2.- Políticamente preservó por el momento la tranquilidad interna de la nación al satisfacer a los sindicatos eléctricos y a la izquierda, pues ambos pedían a gritos la nacionalización...
En cuanto a los sindicatos electricistas, la nacionalización estrechó el control del gobierno, porque éste ya no necesitaba el apoyo sindical en sus negociaciones con las compañías de luz y fuerza.
Como consecuencia de alteraciones profundas en la división internacional del trabajo (la industria automotriz se expandía por toda América Latina a principios de los 60), cambios sustanciales en la organización del proceso de trabajo, medidas políticas gubernamentales y el proceso mismo de la lucha de clases, el ser de la clase obrera mexicana se modificó sensiblemente durante aquella coyuntura, lo cual no bastó para que José Revueltas continuara planteando sus tareas de intelectual revolucionario en el mismo nivel abstracto de la "conciencia de la clase obrera" como si nada hubiera pasado. Su método ideológico --exaltado después en vano por algunos y en aras de una crítica del "economicismo"-- parecía no considerar que las mutaciones en el modo de producción capitalista alteran también a la clase y a sus organizaciones. Ya veremos después cómo el 68 estudiantil terminó por sepultar las esperanzas partidistas tal y como eran entre los marxistas leninistas (espartaquistas) que seguían las enseñanzas del escritor hacia principios de los 60. El mismo Revueltas abandonó francamente el "marxismo leninismo" en el último periodo de su vida que va de 1968 a abril de 1976.
 
 
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