Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

22 ene 2011

en la locura de los prólogos

... o locura prologal, como le llama el tres veces P Pier Paolo Pasolini en su novela épica (y póstuma) Petróleo, es que nos entretuvo la última; en ese asir inútil de la nada que promete eternamente hacia el infinito.

En algún lugar leímos que esta tentación de hacer de la novela una pura promesa de novela fue recurrente entre los románticos. La estética del puro desvanecimiento.

Prólogo en el sentido más completo de promesa incumplida siempre.

No es una casualidad que Pasolini comience con una epígrafe de Osip Mandlstam, el escritor soviético:

Con el mundo del poder no he tenido sino vínculos pueriles

ni que el Apunte 1. (Antecedentes) se presente con un extraño formato que consta de tres líneas en la parte superior de la página formadas por pequeños guiones discontinuos. Las rayas discontinuas que simbolizan una página en blanco son coronadas con el primer llamado al pie, y en la parte inferior de esa página el contenido de esta primera nota

1. Esta novela no comienza.
 
En el Apunte 2. líneas sobre la época:

Pero en ese mayo de 1960 el neocapitalismo era todavía una novedad demasiado nueva, era el término de un saber aún demasiado privilegiado como para cambiar el sentimiento de la realidad.

y notas sobre el que hará de "personaje" (un hombre escindido):

Como siempre, Carlo estaba oprimido por la angustia... Un desaliento de lejanos orígenes le quitaba toda fuerza y toda voluntad. La vida se mostraba --ante él-- como un inevitable fracaso, por otra parte visto con la más absoluta lucidez, etc., etc.

Treinta páginas más allá prosigue la locura prologal con este apunte sobre Carlo:

Cuando llegaron los años sesenta, estaba preparado para vivirlos.

Karl, el otro de Carlo, "evidentemente, no está fuera de la socialidad; sin embargo, su manera de pertenecerle, tal como relataré, es, precisamente, el huir de ella".

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