Mucho más´profundo que las aún revueltas griegas o las huelgas económicas que se producen en Portugal y Francia, el proceso revolucionario mundial, concentrado por ahora en el Mediterráneo, se expresó por la insurreción general en Túnez y en huelgas que ahora llegan.
Es curioso cómo el proceso revolucionario en el norte de África invierte alegremente las leyes de la revolución "leninista" y añade vigor con la huelga de los maestros (las formas "organizadas" siguen ahí a la insurrección general). El instinto revolucionario de la multitud insurrecta cuya fuerza centrípeta atrajo ya hasta al grueso de la policía ("soviets" en la poli como resultado de la insurrección general) sabe que no se trata de poner a otros en el gobierno sino, en todo caso, del cómo y en qué instancias se generarán las nuevas relaciones políticas y el nuevo Estado. Lo que intuye la revolución tunecina es que ese cómo es constituyente y debe resultar capaz de responder por sí mismo por la fuerza armada de la multitud insurrecta.
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