y el precio de hacerle eco al pendejismo moralista de Fernández Noroña, para quien la clase dominante haría mejor su chamba si fuera sobria y bien portadita.
Distractores y provocaciones de este tipo sólo buscan posicionar a los "líderes naturales" del lópezobradorismo sobre el descontento multitudinario que se cuece en vísperas electorales. La izquierda que aprende del caso Kalimba para hacerse publicidad.
De seguro la Aristegui recibirá próximamente otra programación a modo de premio.
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