Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

15 abr 2011

La banca es el crimen organizado

Ya lo dijo Bertolt Brecht;

y el Lenin del Imperialismo lo convirtió en tesis.

Lo reflexiono después de abrir una cuenta en el banco

 que emite los cheques con que me paga Bellas Artes.

Me vi obligado a hacerlo luego de que Totó, mi compañera y madre de mi hija más pequeña, tuviera problemas con Banamex, donde depositaba quincenalmente mi paga.

Ahora sí que la dueña de mis quincenas...

De pronto desapareció de su cuenta el importe íntegro de mi quincena. "Alguien" lo extrajo del cajero automático de la sucursal Popotla el miércoles 6 de abril.

Iban a darnos largas pero responsabilizamos al banco de manera enérgica, y una llamada telefónica del gerente de la sucursal San Cosme bastó para que los cinco mil pesos fueran depositados en la cuenta de Totó en cosa de dos minutos. Hoy por la tarde, al salir de su trabajo, notó que un extraño personaje, una mujer más bien pequeña, con abrigo, bufanda y gafas negras a las 12 del día de 1 golpe de calor, que al pasar a su lado susurró: "cuídese, maestra", la fue siguiendo durante un buen rato. Tres cruces de calle bastaron para que Totó le  diera la vuelta. Después la siguió y vió que la mujer entró en el banco...

Dada la situación, decidí meterme a ese calvario kafkiano que es una oficina de banco (apesta ahí a dinero, a poder, por tanto) para abrir una cuenta y sentí en el cuerpo la multicitada cita de Brecht sobre el delito de fundar un banco.

Me pidieron todos mis datos. Celular (¿de que sirvió que no lo registrara yo en la última campaña?), nombre de mi hija y teléfono, teléfono de los avales. Preguntaban muy interesados por casas, casas, casas, ¿ha vivido usted en algún lugar...?

Toda la información y el dinero concentrados en esas cajas de terror para la diversión de una selecta sociedad anónima.

El ejecutivo de la mesa con look de locutor de espectáculos de Televisa, quesque "los decentes", de extracción humilde y, por tanto, a esas alturas de su fuga, todo él un cínico. Él, que vino al mundo para salvarse de la pobreza gracias a su genio.

El calor, la larga fila, la horrible humillación de ser normado por una plaga cancerígena; y sobre todo, de estar en ese templo por propio pie, me hace musitar con toda la rabia posible dentro de  mi, mientras el cegato envaselinado prosigue con su interrogatorio exhaustivo sobre mis señas particulares:

"mocha-orejas hijos de la gran..."

La banca (el dinero de la sociedad) no puede mantenerse en manos de esos parásitos necesitados como adictos de militares para su propia seguridad.

Debe pasar a la sociedad organizada y al Estado socialista que surja del aplastamiento de los actuales explotadores.

1 comentario:

Unknown dijo...

Todo un verdadero y triste proceso kafkiano, mi querido Mario. Espero que tú y Toto estén bien ahora. Saludos y nos vemos el lunes. Alex.