--¿Qué motivo o qué confianza te trae a Roma, Sexto? ¿Qué esperas o qué vienes a buscar aquí? Dímelo.
--Yo trataré causas, me respondes, con más elocuencia que el propio Cicerón, y no habrá quien me iguale en los tres foros.
--Han intervenido en causas Atestino y Civis. A los dos los conocías. Pues bien, ninguno de los dos sacaba para pagar a la patrona.
--Si por esa parte no hay salida, compondré poemas. Apenas los oigas, pensarás que son de Virgilio.
--Estás loco. Todos esos que ves ahí con sus mantos heladores, son Ovidios y Virgilios.
--Frecuentaré los atrios de las grandes casas.
--Esto es solución para tres o cuatro. Todos los demás, una turba inmensa, se mueren de hambre.
--¿Qué debo hacer? Dímelo, porque tengo decidido vivir en Roma.
--Si eres bueno, será una casualidad que puedas vivir.
Epigramas de Marco Valerio Marcial, segunda edición, Texto, introducción y notas de Jorge Guillén, Zaragoza, 2003.
No hay comentarios:
Publicar un comentario