Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

16 abr 2011

A Roma en busca de medro

Como todos los mozos que pretendían progresar, pasados los veinte años, Marcial se decide ir a Roma, a pesar de que considera seriamente lo que escribió luego en 3, 38 aplicándolo al ingenuo Sexto:

--¿Qué motivo o qué confianza te trae a Roma, Sexto? ¿Qué esperas o qué vienes a buscar aquí? Dímelo.

--Yo trataré causas, me respondes, con más elocuencia que el propio Cicerón, y no habrá quien me iguale en los tres foros.

--Han intervenido en causas Atestino y Civis. A los dos los conocías. Pues bien, ninguno de los dos sacaba para pagar a la patrona.

--Si por esa parte no hay salida, compondré  poemas. Apenas los oigas, pensarás que son de Virgilio.

--Estás loco. Todos esos que ves ahí con sus mantos heladores, son Ovidios y Virgilios.

--Frecuentaré los atrios de las grandes casas.

--Esto es solución para tres o cuatro. Todos los demás, una turba inmensa, se mueren de hambre.

--¿Qué debo hacer? Dímelo, porque tengo decidido vivir en Roma.

--Si eres bueno, será una casualidad que puedas vivir.

Epigramas de Marco Valerio Marcial, segunda edición, Texto, introducción y notas de Jorge Guillén, Zaragoza, 2003.

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