Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

9 abr 2011

México: la náusea

El asesinato del hijo del escritor Javier Sicilia y 6 jóvenes más, levantó una gigantesca ola de protesta en Cuernavaca y otras grandes ciudades. El poeta Sicilia está con toda justificación muy agitado, muy agitativo en lucha por la justicia, en contra de tanta violencia irracional. Al mismo tiempo las noticias día a día nos horrorizan, me cansa ya, 70 nuevos cadáveres en San Fernando, Tamaulipas, ejecuciones, cabezas arrancadas aquí y allá, en Acapulco, Ciudad Juarez, Jalisco, etc., etc.,La indignación, la náusea, se expanden.

Me desespera también la falta de comprensión del fenómeno del crimen organizado, autor directo de los hechos. Hay mucha confusión. Sicilia con todo y ser un intelectual, un articulista de la revista Proceso, representa fielmente esa carencia de comprensión del fenómeno. La inteligencia mexicana está muy por debajo de los acontecimientos. Se repiten lugares comunes. La “guerra de Calderòn” como la causa de las causas de la violencia. Podemos reconocer el carácter ineficaz, ineficiente y politiquero de esa “guerra” pero eso no explica la expansión de la violencia. O la legalización de la droga como solución. Santa simplicidad. Con guerra o sin guerra de Calderón, el desarrollo de la organización empresarial delictiva es un fenómeno compatible, inherente al sistema económico social capitalista. Es congruente con una civilización cuyo núcleo material es el modo de producción capitalista. La violencia que hoy se vive en México corresponde a una fase de acumulación originaria de capital de la organización empresarial delictiva (OED) y a un proceso de acomodo de fuerzas para conformar la estructura monopólica de ese “sistema” como le llaman los italianos.

El tráfico de drogas es sólo un departamento de la OED. No es el objetivo ni la razón de ser de los cárteles. El objetivo es el de la acumulación de dinero, como el de todas las empresas del sistema. Cuando se legalicen las drogas, los cárteles no se van a terminar. Cuentan ya con una importante acumulación de capital y con una red organizada para acciones criminales y económicas de todo tipo, seguirán adelante, han diversificado y seguirán diversificando sus actividades con fines de ganar dinero, actividades formales e informales, lícitas e ilícitas, en asociación no sólo con los aparatos del estado, sino también con empresarios insertos en la actividad formal y legal del sistema económico.

Cuando se legalizó el alcohol en Estados Unidos, la mafia italo americano no murió. Aprovechó la enorme acumulación originaria que le dio el tráfico ilegal de alcohol para continuar su actividad empresarial en otros rubros, legales e ilegales, y ahora cuenta con una organización y una capacidad económica mucho mayor que la que alcanzó en el siglo pasado.

Afrontar el problema de la OED en serio significa enfrentar a un sistema económico que es el núcleo duro de toda una civilización. Sus objetivos dominantes, sus valores. La acumulación de dinero como valor supremo, la competencia agresiva, hostil a los otros, como método, el consumismo sin límite como ideal de vida, en donde el crimen organizado no es más que la continuación de la competencia mercantil capitalista, con otros medios. Se trata por lo tanto, si podemos pensar en una solución, en la transformación de la sociedad, la civilización, el sistema económico. Para empezar, se trata de construir un nuevo estado, con un poder realmente democrático, orientado a servir no al interés privado del capital o de la acumulación de dinero, sino al interés social, en donde el valor de la solidaridad social se pone por encima de la competencia de unos contra otros, un estado por lo tanto democrático, con clara orientación socialista, el cual no destruye al mercado, sólo lo somete, lo regula para que sea compatible con una sociedad realmente democrática. Camino muy difícil ¿Hay 0tro?
Felipe Zermeño

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