No hubo jamás amor tan concreto
tan libre de espesos espejismos de truenos
y relámpagos.
No hubo nunca nada que no fuera.
Siempre el viento jugó de nuestro lado,
aliado de mis ojos con sus faldas.
(La noche de los girasoles me ha vuelto
las 2 orejas a su sitio)
Sus tetas lindas en la palma de mi mano,
nuestras trenzas enlabiadas,
cruzando el agujero...,
los ojos no extraviados.
Y todo eso mientras los aviones nos bombardeaban.
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