llegó una niña a mis manos
y me dijo:
"la revolución es un mito
y yo, soy tu carne".
me daba por llorar en ese entonces
por decirme: "no chilles,
ponte tus huevitos".
pero también eso fue ayer
y hoy son los ecos.
"nomás acuérdate...",
decía mi carnal,
uno que murió por pasadito...
No hay comentarios:
Publicar un comentario