Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

7 may 2011

Desdoblamiento

… y entonces lo entendí: quería y no quería sentir eso, pero no había opción, lo sentía, era así, inevitable y poderoso… a final de cuentas me gustaba, me fascinaba más bien, yo creo que por lo inquietante o por la energía que se producía en mí o porque me daba mucha fuerza… para seguir, para continuar el camino, para continuar con la danza del ser que fluye cada día con más libertad. Por ahí dicen que soy infantil, por lo del baile, la risa, el juego y lo demás, pero a mí que más me da… eso me ha funcionado para vivir en el mundo de hoy y, la verdad, me parece mucho mejor que vivir en el manicure (del que otros locos opinan que es el único lugar en que se puede vivir libremente en ésta sociedad) … pero yo ¿como para qué me iría a meter en esa cárcel? o a otras? si lo que menos quiero en ésta vida es someterme, a lo que sea, a nada ni a nadie... más bien intento alejarme de todo tipo de cárceles, cadenas, ataduras y, en última instancia, de todo… me alejo cada que puedo, suelo distanciarme y me regalo mis ratos, bailo conmigo y con todo, me voy… pero una parte siempre se queda aquí, y está en guardia, atenta a cada instante… para cuidarme y a los míos, para encarar al enemigo, para luchar contra ellos, y voy también tirando golpes, concentrada, tratando de ser certera… otro juego mío… y por cierto, así es como lo recuerdo a él:
atento e inmóvil, a veces se tensaba súbitamente y lanzaba el golpe mortal… empezó a bailar lentamente con la vista muy fija, las piernas firmes y el cuerpo en guardia, ubicando la próxima mosca que pasara por su campo de visión… entonces, de pronto, ese ágil movimiento sobre ella y la fuerza en su mano para aplastarla, y así acabó con todas las moscas de mi casa… él dominaba completamente la escena y yo lo observaba fascinada desde la cocina, mientras callaba a los perros que, inquietos, le ladraban…


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