Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

23 jun 2011

Diálogos

Cada vez me convenzo más de lo difícil que es toparse con algo de sentido común en éstos tiempos. Y cuando lo encuentra uno, es de la manera menos imaginada. Andábamos trabajando para sacar una nota sobre Sicilia, el Movimiento por la Paz y los desacuerdos con las organizaciones de Cd. Juárez. Estábamos analizando y delineando nuestra postura ante los últimos hechos cuando nos las encontramos. No las oímos desde el inicio de la conversación, pero a las primeras ideas que captamos, decidimos guardar silencio y escucharlas atentamente. Eran dos mujeres, de esas que aprovechan el trayecto del metro para desayunar, leer y maquillarse. Ellas venían conversando tranquilamente, nada de moda, hijos, dinero o romances; venían hablando precisamente del tema que traíamos entre manos.

Mujer A-  Pues es que los de Juárez  van ya más adelante, viven en el ajo -en la guerra, pues- desde hace ya un rato, y además viven en una frontera. La cosa era si se sincronizaban en éste momento los dos movimientos más visibles en el país contra la política de militarización del Estado mexicano... resulta que no. 

Mujer B-  No creo que la falta de acuerdos entre los activistas de Cd. Juárez y la Caravana por la Paz se deba a que se encuentran en diferentes etapas de la lucha, unos aún creyendo en que es posible lograr algo por la vía del diálogo con el gobierno y los otros que ya pasaron por ahí y ya vieron que es necesario tomar medidas más radicales. Yo creo que ahí hay intereses distintos, de clase, los cuales se manifiestan en la ideología y acciones de los dos movimientos. Unos están exigiendo abiertamente el alto a la militarización y los otros se van a sentar dialogar con la derecha avalando su poder y sus decisiones.

Mujer A-  Pues yo insisto en que la unidad entre las organizaciones juarenses y el Movimiento por la Paz encabezado por Sicilia no se logró porque los de Juárez llevan más muertos y más días de guerra, ya perdieron la confianza en el gobierno, el Estado y las instituciones . Como dice una activista: “No podemos hacer más pactos con el gobierno; el Presidente ya vino a firmar el Plan Juárez en 2010. ¿Para qué vamos a firmar otro cuando no se ha cumplido? No es lo conveniente. No tiene sentido”.

Mujer B- Si, eso es cierto y no lo puedo negar. También he leído las declaraciones de otras líderes de Juárez que se oponen a todo diálogo con el gobierno mientras los militares continúen en las calles.

Mujer A- ¿Ya ves? Por eso te digo, creo que en el norte van siempre un paso adelante, ahí es donde iniciaron las batallas el siglo pasado…y las de éste siglo. Por eso tienen más lucidez. Fíjate, algunas organizaciones sostienen: “Nuestra experiencia propia y la historia nos han enseñado que con el gobierno no se pacta. A pesar de leyes, sentencias, operativos y sin fin de mecanismos, los asesinatos continúan y quedan impunes”.

Mujer B-  De acuerdo en eso, pero vamos más allá. Lo que yo creo es que la sociedad de Juárez ha logrado un avance aún más importante: se ha reconocido como una clase y ha identificado claramente al enemigo. Ellos declaran: “Nos hemos manifestado  permanentemente para denunciar la impunidad, la simulación y la violencia que el propio Estado genera en nuestra contra”. Ya tienen claro que la guerra no va contra el narco, sino contra ellos. Han identificado a su enemigo: el crimen organizado (que incluye  tanto a los narcotraficantes como al gobierno con sus instituciones, el ejército y todo tipo de policía). Y ese es un paso muy grande. Acá en el centro y en el sur del país no se ha identificado aún al Estado y sus representantes como el enemigo… o al menos éstas organizaciones que integran el Movimiento por la Paz. Creo que los que pretendan en éste momento ir a sentarse a hablar con el gobierno es que no tienen claro que los intereses son tan distintos que lo único que harán es avalar lo que se acuerde… es más, al ir a sentarse a dialogar con ellos, están validando al Estado y sus instituciones. Yo me pregunto: ¿qué no se dan cuenta que es el mismo gobierno el que está promoviendo la violencia en México? ¿cómo no ver que a la derecha en el poder es a la que más le conviene ésta guerra, y que la va a utilizar y a recrudecer aún más para mantenerse en el gobierno? A mi se me hace que los que “dialogan” o son realmente muy ingenuos o pretenden obtener algo a cambio y todo se queda como está…

Mujer A-  Ah! ya te entendí. Si, puede ser… por eso es que se dividieron las organizaciones juarenses, unas apoyando a Sicilia y la vía del diálogo y las otras (más de izquierda) negándose a ello.

Mujer B-  Exactamente. Por eso digo que al final, todo cae por su propio peso.  El Sicilia y su gente se han descubierto tal cual son. Han decidido dar la espalda a los que más muertos tienen, a los que viven la guerra día con día, y regresan mejor a la capital a sentarse a platicar con los asesinos… en fin, me bajo en la siguiente estación.

Inmediatamente se levantó del asiento y desapareció de nuestra vista. La otra mujer se quedó pensando unos momentos y sacó su libro. Nosotros, solamente transcribimos su conversación y esperamos volverlas a encontrar algún día.

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