Herrero

Un buen día, el buen Prokofiev tuvo a sus pies, y por docenas, a lindas parisinas damas. Ellas encontraban en su falta de amaneramiento una prueba irrefutable de que el pasado estaba al alcance de la mano. Y no tardaron en convertirlo en objeto de su adoración mística. Afirmaban categóricas que su música despedía "Aura". Lenguajes que nos fueron dados por rutas de herejes, digo, Herreros, o, como en el caso de las damas susodichas, por eso que ellas llaman "la intuición femenina".

Goran Petrovic, Atlas descrito por el cielo, Sexto Piso. Particularmente en lo que toca a los Archivos secretos de la Asociación del Panal dispersado por todo el mundo de la Biblioteca de Babilonia.