Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

2 ago 2011

De la religión a la ciencia

John Maynard Keynes, uno de los más influyentes economistas del siglo XX, después de leer los escritos de Newton, llegó a la conclusión de que no es el primer científico moderno sino el "último de los hechiceros antiguos".

Newton dedicó la mayor parte de su vida a tratar de descubrir "leyes" de la teología, investigar la biblia y hacer "raros" experimentos, como un auténtico alquimista. Fue en sus "ratos libres" cuando Newton descubrió cosas que no tienen que ver con la ley de la gravedad. Paradójicamente, fueron sus propios descubrimientos los que lo abrumaron e hicieron todavía más firmes sus creencias en el mundo del más allá. Para él haber descubierto la ley de la gravedad que le permitía explicar "el movimiento del universo" resultaba una revelación abrumadora y esotérica. Que con una sola y simple fórmula se pudiera explicar tanto la caída de la manzana de un árbol hasta el movimiento de una nebulosa que queda a 10,000 millones de años luz del árbol y además con esa misma fuerza se pudiera explicar el movimiento del universo entero, aparecía ante el propio Newton como algo tan "extraño" que se hizo más creyente.

Newton pasó a la historia como científico y no como hechicero.

Es interesante cómo Newton a partir de un pensamiento religioso, metafísico, esotérico pudo al mismo tiempo ser uno de los científicos modernos que no sólo descubrió la ley de la gravedad sino que abrió, junto con Leibniz, toda una nueva rama de las matemáticas, el cálculo infinetesimal.

La pregunta que viene a la mente, ¿qué relación existe entonces entre la religión y la ciencia?, ¿es que la ciencia surge de la magia?

Ideas tomadas del libro de Pablo Rieznik. 2005. "El mundo no empezó en el 4004 a.d.c.". Ed. Biblos. Buenos Aires Argentina p.p. 22-24.

"el último de los hechiceros antiguos"

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