Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

28 sept 2011

apuntes sobre Kant y el método

Leí en estos días de sosiego y paz bien soleada la crítica que desplegó Lucio Colletti entre 1968 y 1971 contra la operación filosófica que intentó Engels al pretender olvidar la parte teológica de la dialéctica hegeliana y ponerla de pies en el materialismo dialéctico.

Más allá de nuestra posición frente a la escolástica de Colletti, se trata de la reflexión más profunda que se intentara dentro del marxismo desde Kant y el positivismo. En otras palabras, Colletti enarboló el "marxismo" neokantiano más lúcido de la segunda posguerra europea.

En sus trabajos (publicados por teoría y praxis), Colletti desarrolla inteligentes críticas contra marxistas hegelianos como el Lukács de El joven Hegel o el  Marcuse más conocido. Por momentos iguala la crítica de la ciencia desde la dialéctica de Engels con los textos del irracionalismo a lo Bergson. Para el positivista Colletti la dialéctica es sólo un resabio de la teología, algo que la ciencia moderna enterró desde hace tiempo.

Lo más curioso es que, en el otro lado, esto es, entre los que simpatizan hoy con la dialéctica y el materialismo histórico, se afirman y se reafirman todos los nexos de estas artes con la magia y la utopía.

Bueno, el chiste es que, como buen marxista, vengo a conocer a Kant a los 50. El "materialismo dialéctico" con el que me formé en mis primeros años de estudio (El ABC del comunismo de Bujarin, por ejemplo) sembraba prejuicios contra el subjetivismo kantiano.

Después de muchos años intento mi propia lectura en la fuente.

Para Kant la objetividad del Entendimiento se produce en el a priori del concepto. Y el a priori del concepto constituye para él el ser de la especie, está dado como un hecho antropológico.

El Entendimiento como subjetividad, aunque le interesa a Kant en Crítica de la Razón pura, no pertenece al fin capital de su investigación, a saber: "¿Qué es lo que Entendimiento y Razón, libres de toda experiencia, pueden conocer, y hasta dónde pueden extender ese conocimiento? ¿Cómo es posible la propia facultad de pensar?".

Kant estudia el Entendimiento y la Razón no como un hecho histórico y social sino como un atributo de la naturaleza humana. Metafísica, según nuestros términos.

En el prefacio de Kant a la primera edición de Crítica de la Razón pura quedaron reflexiones interesantes sobre la claridad y el método:

Finalmente, por lo que a claridad toca, tiene el lector el derecho de exigir, primero: la claridad discursiva (lógica), que es la que de los conceptos resulta; y en segundo lugar, la claridad intuitiva (estética), la que procede de las intuiciones, realizadas por medio de ejemplos o de otras aclaraciones concretas. A la primera he atendido suficientemente. Por la especial naturaleza de esta obra, y por causas accidentales, no he podido allanar las condiciones de la segunda, que, no por ser más secundarias, son menos justas. En el curso de mi trabajo he estado incesantemente indeciso por no saber lo que aquí debía hacer.

Dice Kant que si escribera su obra para el pueblo pondría más ejemplos, aunque eso la hiciera más voluminosa, pero escribe ahí para los entendidos de la ciencia. Afirma que compactó hasta donde pudo,  promete nuevas obras cada vez mas compactas. Y trae a cuento al abate Terrason, quien dice, con razón, que si un libro se mide, no por el número de las páginas, sino por el tiempo que es necesario para comprenderlo, podría decirse de muchos que serían máa cortos si no lo fueran ya tanto.

Kant hace una anotación ahí que parece el inicio de un sistema en movimiento, o lo que es lo mismo, de una dialéctica:

Porque los medios que para dar mayor claridad se emplean, ayudan, en verdad, en las partes, pero a veces descomponen el todo, impidiendo al lector que lo abarque, y ocurre que al pintar con vivos colores las articulaciones y estructuras del sistema, queda éste incognoscible, y establecida de esta suerte la imposibilidad de juzgar sobre su unidad y valor, que es lo que principalmente importa.

Así pues un Kant que parte de lo dado y natural cuyo racionalismo lo ocupa en la derivación lógica y conceptual de los principios a priori para exponer su sistema ante los cerebros científicos bien dotados de su tiempo.

Kant aboga por la construcción teórica de la unidad sistemática.

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