Pronto se va sabiendo en Europa que sí hay salidas colectivistas a la crisis del capitalismo.
Y eso se va sabiendo en la huelga: ese modo de ser del asalariado del mundo en sus relaciones con el capital. La huelga económica y la huelga política.
Frente a la privatización que se impone desde las propias relaciones sociales y el Estado que las expresa, las células más vitales de la sociedad, desde los centros de trabajo y el espacio de la producción social, tejen una cultura de la lucha colectiva contra el capital que parece ser el antídoto a la guerra y al derrumbe, a la atomización social por la crisis.
Esto por una parte. Por la otra, el veto ayer de Rusia y China contra lo que es, evidentemente, el intento de Estados Unidos y las potencias europeas por legitimar una nueva intervención militar, esta vez en Siria, complica la situación política para los agresores imperiales. Sin olvidar por un sólo momento que es a los pueblos insurrectos de la región del Medio Oriente a los que les corresponde el mayor mérito en este sentido.
Pero el que Rusia y China le marquen a la OTAN un alto en Asia y África orilla al expansionismo imperial a acelerar su militarismo contra México, el vecino del sur.
Pondremos atención al respecto.
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