Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

15 nov 2011

AMLO, candidato de la izquierda

Por encuesta o voto directo, los procesos electorales dejan ver, transparentan, fines y móviles por las decisiones.

Son también momentos en los que las facciones de la clase dominante se ven obligadas a virar ante los ojos de todos. Se sienten vistas y reaccionan frente a lo que suponen que se les vio.

La elección de AMLO por el mecanismo de las encuestas --acción que sentó precedente contra el voto universal y directo como mecanismo de elección dentro de la izquierda-- mostró hasta qué punto el hartazgo reinante entre las clases populares contra el tripartidismo gobernante --ese hartazgo inasible que no se materializa en movimientos tradicionales-- no pudo ser sofocado esta vez por toda la musculatura del Estado que salió en apoyo de la candidatura de Marcelo Ebrard.

El fracaso rotundo de la consulta ciudadana, el domingo 13 de noviembre en la capital, enseñó ante nuestros ojos el grado de popularidad de Marcelo con todo y tanto baro, ese émulo de Giuliani al que, no obstante, AMLO le dedicó buena parte de su discurso, para loarlo y vanagloriarlo, en esa conciliación con el régimen que lo caracteriza y marca desde su origen.

Perdido así ante los ojos de la "opinión pública", Marcelo tuvo que hacerse a un lado por mandato de ese ente abstracto y desconocido que se expresa en las encuestas y que esta vez actuó como racionalidad de Estado, más allá de los aparatos del mismo Estado.

Marcelo hacía pucheros...

Por la cara de López Obrador, la tarea que se le ha asignado (el paquete) es mayúscula. Se veía preocupado. Pero tampoco llegará muy lejos con su llamado a Todos en favor de una República Amorosa. Con ese discurso, nosotros no vamos a ningún frente, por mucho que estimemos a Fourier y a los originales del socialismo utópico.

Los lópezobradoristas no se lo podían creer. Ellos que se habían hecho ya a la idea de que tendrían que apoyar al Otro.

Pronto se sabrá a qué se comprometió AMLO con Ebrard al recibir la candidatura de la izquierda. Pero desde ya, tras el discurso en el que tomó el mandato de ser el candidato, sabemos que uno de esos acuerdos para mantener el "frente" es que López Obrador silenciará cualquier crítica ante la miltarización del Distrito Federal en tiempo de elecciones.

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