Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

20 nov 2011

Sobre la revolución

La obsesión por la felicidad es terrible y lo aplasta todo cuando no puede ser satisfecha. Millones de seres humanos la buscan con ansiedad, aunque sea en una pequeña dosis… pero, cuando creen tenerla, se les escapa por alguno de los agujeros que van desgarrando su ser, se escurre por alguno de esos hoyos que taladra el sistema que nos engulle. La felicidad humana es una verdadera utopía dentro de la organización actual de la sociedad, es un imposible dentro de este sistema…simplemente porque el capitalismo tiene por único objetivo la formación y acumulación de capital, y el ser humano existe solamente como mercancía generadora de riqueza para su acumulación en manos privadas. La historia demuestra cómo el proceso de acumulación de capital tiende al infinito, cómo cada vez se expresa más agudamente el dominio del capital sobre el ser humano y el sinsentido que la sociedad esté organizada en un sistema que se le impone condenando a las mayorías a un infierno en vida.
Pero las contradicciones intrínsecas del capitalismo son el núcleo de su destrucción, la crisis que se vive a nivel mundial está sacudiéndolo todo, está rasgando el velo que impedía ver la causa de todo éste absurdo, está derrumbando ilusiones y esperanzas, está despertando y movilizando a multitudes.
Hoy, la utopía no es plantear la destrucción del capitalismo (con sus instituciones, premisas y clase representante), sino creer que dentro de éste sistema podemos ser felices, plenos y libres.
Hace unos días se escucharon en Wall Street las palabras de Zizek:
Los verdaderos soñadores son los que piensan que las cosas pueden seguir como están de forma indefinida. Nosotros no somos soñadores. Estamos despertando de un sueño que se está convirtiendo en una pesadilla”.
Solamente en medio de ese ánimo de infelicidad, insatisfacción y desesperanza, cuando no hay otra salida, es que emergen las revoluciones.



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