se me "velaron" las fotos en el barrio de Iztacalco. Tal es la sequía.
en eso, sudoroso, di de frente con un espejismo, el agua es la moneda del ahora, valor de uso necesitado a todas horas, equivalente general en el reino de las mercancías. Y si la tierra produce su renta, ¿a qué incongruencia podríamos adjudicar el hecho de que el agua no tuviera un precio? Esta vez la embotellan con el contenido de sus piscinas, la movilidad del capital ("no vinculado"), líquido sagrado en calidad de trabajo objetivado: todo lo monopolizable adquiere precio. Y los casatenientes de rumbos periféricos invierten en tinacos (revisar precios del producto y migraciones de capital a esta rama ti-naquera), inmensas moles que lucen como hipopótamos húmedos puestos de torres del porvenir sobre guangos edificios gelatinosos.
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