Las primeras muertas brotaron en proporción directa a las burbujas de ilusión con que el salinismo espejeó el ambiente. Vinieron camuflajeadas con los rituales de La Paca y los huesos en las fosas, calacas como maracas que acompañaron caminatas con las estrellas para abajo sobre los cerros de la Hidalgo. Veíamos venir esto hace 15 años y nos arrugábamos de impotencia; también cómo los hijos se nos iban de las manos desde temprano. Y al Paco, su novio, lo dejaron convertido en sesos estampados en El charco de las ranas. Me acuerdo.
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