30 días sin dormir se echó la K en su última depre
y la que se cambió el nombre ansió todo el invierno
más Gonzalo, con su morralito, comiendo plátanos
para curarse la obsesión por comer plátano,
que se despide de la banda y abre la puerta al otro mundo
igual que si fuera a sembrar hortensias...
los boticarios se hinchan con el miedo ajeno
con el terror de los adictos legales a la caza de recetarios
y hasta ponen la pupila a modo de huella.
La cara del taxista es la de un bofe que recordara
mis años de invicto campeón. Él dice en sus palabras
que abstracción es dinero, ¿sí o no?, ¿o a poco no todo
mundo no mira nada con tal de que le paguen su estar en silencio?
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