El colegio de México acaba de
publicar un libro titulado El pueblo quiere que caiga el régimen (Protestas sociales y conflictos en África del norte y en Medio Oriente. Luis Mesa, Coordinador).
Aparte de ser oportuna (algo inusitado en la academia), esta obra
asienta tesis que abonan a la reflexión. Por ejemplo Gilberto Conde y José
Carlos Castañeda Reyes, en sus respectivos ensayos, aportan
elementos --en contra del desafortunado título del libro-- para
sostener que, en efecto, en el norte de África y en el Medio Oriente se está
viviendo un proceso revolucionario. Desde ésta óptica no es la conspiración del
imperialismo yanqui la causa de la convulsión social, sino que ésta es el resultado de contradicciones
internas en los regímenes de esa región, mientras que la invasión
norteamericana y de la OTAN fue sólo la respuesta a los estallidos sociales. La geopolítica yaqui comprendió la urgencia de
actuar para evitar que esa revolución tome senderos inéditos, pero, según los autores del libro comentado, se observa cada día reducida su
posibilidad de éxito estratégico en la zona si mantiene la alianza con el desprestigiado estado
sionista de Israel. Con esta interpretación, los académicos del Colegio de
México, aunque forcejeen de más para meter a esta revolución en el redil de la
democracia occidental, se colocan por delante de aquellos marxistas-leninistas
que insisten en explicarlo todo como una conspiración yanqui. En los textos revisados también queda claro
que lo sucedido en Túnez y en Egipto, así como en Siria, no puede limitarse a
una revolución política, sino que se
trata también de una revolución social (y en los ensayos queda claro que Libia
fue caso aparte). El conjunto de los textos de esta obra aniquilan también el
mito académico sobre la imposibilidad de reducir al mundo islámico a los
parámetros de la democracia o la lucha de clases (aunque nuestros autores , obviamente,
eviten siempre hablar en éstos términos).
Entre tantos
méritos, el gran defecto de la interpretación desde el Colegio de México
estriba en su incapacidad de analizar el fenómeno de la revolución en Medio
Oriente como la primera y más aguda expresión de la revolución mundial en el
estado general de crisis actual. Sólo haciendo abstracción del proceso
revolucionario en el otro lado del Mediterráneo (Grecia, España, Francia,
Italia...) es que se podría pretender congelar el proceso revolucionario en el Magreb
en una fórmula republicana.
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