la famosa crisis del neoliberalismo que los bolivarianos avistaban como su final hace más de seis años,
no fue tal.
el asunto era más complejo, pues la crisis del capitalismo que desemboca en la guerra civil requeria para su solución una salida proletaria que la pequeña burguesía bolivariana fue incapaz de garantizar. Hoy, en plena crisis aguda del mercado mundial, nadie es capaz de dudar, ni en Brasil ni en Argentina, que la centralización de capital avanza inexorablemente sin importar si son bolivarianos o neoliberales los que gobiernan en la alternancia.
la centralización de capital llegó hoy al grado en que una empresa tasnacional como Comex, conducida por una familia mexicana, es devorada en un santiamén por otra corporación extranjera. Este fenómeno económico explica que brote permanentemente una viruta social expulsada por la revolución de valor permanente inherente a la acumulación capitalista --viruta de los amplios sectores pequeñoburgueses que se proletarizan y quedan desamparados-- y que constituye la base profunda de todos los movimientos nacionalistas, localistas, autonomistas y gremialistas que pudieran acuerparse en lo que algunos llaman "la resistencia".
la crisis del neoliberalismo, como ocurrió con la gran mayoría de las crisis del capitalismo cuando no encontraron una salida por la revolución proletaria, sirvió hasta hoy como mecanismo de reconstitución de las relaciones del capital mundial, que no es otra cosa que la reconstitución de las formas estatales de la explotación del trabajo asalariado por una minoría de propietarios por definición y aún en condiciones de libre competencia.
la tesis sobre la resistencia" que enarbolan desde hace una década algunos de los bolivarianos como Atilio Borón pretende pasar de contrabando a los "movimientos sociales" como el sujeto de la transformación democrática hacia la igualdad, la libertad y la justicia, con el operativo que ignora el modo en que funciona la hegemonía capitalista sobre esos mismos movimientos para la reconstitución de la dominación.
quienes minimizan o ignoran la importancia estratégica del partido del proletariado en la lucha por la hegemonía hacia el comunismo suponen que es siguiendo el curso indignado de esa viruta social anticapitalista cómo se construirá una sociedad de mercado regulado democráticamente, cuando en realidad son estos movimientos de la resistencia los que legitiman el modo de dominación.
lo hacen, por ejemplo, cuando declaran sus principios antipardistas. Confunden los partidos reales y legales de la burguesía y la pequeña burguesía con la forma partido en general. Llegan a despreciar toda politica por "burguesa". Se reclaman de la lucha económica y la vida cotidiana. Pero eso sólo aparentemente y a modo de finta pues en realidad siempre terminan a la cola del partido legal demcrático, si no votando por sus candidatos sí fundiéndose con las víctimas del fraude y yendo a la cola de sus lideres pequeñoburgueses cada que hay un proceso de elecciones.
otras de las ideas y prácticas democráticas que se legitiman por la resistencia es ahora la del Ombudsman, ese horrible personaje de moral y "neutralidad" probadas, equidistante de todos los partidos pero siempre militando en el marco de la legalidad, ciudadano a prueba, equidistante también de autoridades y movimiento, ese Batman del derecho de los humanistas oenegeneros.
aunque lo bueno del movimiento es que es en él en que se esclarece la función del Partido comunista como su más radical crítica.
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