Es preciso recurrir a las novelas de la guerra. En lo que sigue, por ejemplo, Lion Feutchtwanger deja la siguiente enseñanza en boca de uno de los personajes de su Simona:
Lamentamos haber huído. Es espantoso quedarse en casa con los brazos cruzados, esperando a las bombas y a los alemanes, pero es diez veces peor vagar por los caminos. Todo es espantoso en esta fuga.
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