Hay que decir la verdad por las consecuencias que se desprenden de ella en cuanto a la conducta a seguir. […]
[…] el fascismo sólo puede ser combatido como capitalismo, como el más desnudo, insolente, contundente y falaz de los capitalismos.
En consecuencia ¿cómo quiere alguien decir la verdad sobre el fascismo, contra el cual está, si no quiere decir nada en contra del capitalismo que lo engendra?
¿Cómo ha de resultar entonces practicable la verdad?
Aquellos que están en contra del fascismo, sin estar en contra del capitalismo, que se lamentan de la barbarie originada por la barbarie, se parecen a aquellas personas que quieren comer su ración de ternera, pero sin que haya que degollar a la ternera. Quieren comer la ternera pero no ver la sangre. Se contentarán con que el carnicero se lave las manos antes de servirles la carne. No están en contra de la situación creada por la barbarie respecto de la propiedad, sólo en contra de la barbarie.
[…] la barbarie proviene de la barbarie, y deja de existir por la civilización, que viene de la cultura. Esto viene expresado de una forma demasiado general, no da cara a las consecuencias para una conducta, y en el fondo no va dirigido a nadie.
[…]
El fascismo no es una catástrofe natural que pueda comprenderse partiendo de la “naturaleza” del hombre. Pero incluso en el caso de las catástrofes naturales, hay maneras de describirlas que son dignas del hombre, por que apelan a su fuerza combativa.
Después de un gran terremoto, en muchas revistas americanas se podían ver fotografías que mostraban un campo de ruinas. Al pie ponía steel stood (el acero resistió), y realmente, quien a primera vista sólo había visto ruinas, se daba cuenta ahora, atraída su atención por la leyenda, de que ¡algunos edificios altos habían quedado al pie! Entre las relaciones que se pueden dar de un terremoto, tiene una importancia imponderable las de los ingenieros, los cuales toman en cuenta los movimientos del suelo, la fuerza de los impactos, la temperatura que se desarrolla y cosas por el estilo, y conducen a la construcción de edificios que resistan a los seísmos. Quien quiera describir el fascismo y la guerra, las grandes catástrofes que no son catástrofes naturales, debe presentar una verdad practicable. Debe mostrar que son catástrofes preparadas a las enormes masas de trabajadores sin medios de producción propios por los poseedores de estos medios.
Quien quiera escribir con éxito la verdad sobre estados de cosas graves, deberá escribir de tal manera que se hagan reconocibles las causas evitables de aquéllos. Cuando se conocen las causas evitables, puede combatirse una situación grave.
Bertolt Brecht
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