Subraya Fredric Jameson la transición fundamental de lo privado a la sociedad anónima en nuestra llamada postmodernidad, y señala que "la propiedad aquí en concreto es la que explica esta transición".
El fin de los capitanes privados --con su intimidad-- que comandaban y organizaban gracias a su espíritu de empresa a la masa productiva; el mundo en donde los objetos pasaron a ocupar un sitio de igualdad ya como símbolos, al tú por tú con las palabras.
Un espacio horizontal así en el que nuestro mundo objetual experimenta una transformación masiva en instrumento de comunicación, encuentra su modo adecuado para ser narrado en la perspectiva descentrada del fin del Yo que, en un principio, es pura paranoía (teorías conspirativas).
Escribe Jameson:
"Una vez que las plantas se han convertido en máquinas --aunque ni un soplo de viento haya agitado ese extraño paisaje idéntico a sí mismo--, todo objeto cambia y se convierte en un signo humano (reescribiendo después, como cabe esperar, todas las teorías del lenguaje y de los sistemas de signos)."
Así, la supuesta deshumanización por la tecnología de los románticos queda en la humanización total del Cosmos. Por lo que surge la pregunta de si en verdad se puede hablar de horizontalidad descentrada o, incluso, de horizonte.
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