Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

4 abr 2010

Reloj y cuerpo

Verás en la nota que aquí dejamos de Milenio, el acontecimiento insólito de la lucha por la soberanía en el puro "espacio" del tiempo, cuando las comunidades indígenas oaxaqueñas que se rigen por usos y costumbres han dicho que no moverán su reloj por indicaciones de ninguna centralidad estatal.

Hablamos de más de un millón de escolares que no volverán a clases con nuevo horario. Y han levantado la pregunta ¿quién dice que le muevas? ¿para quién le mueves?

Apuntamos por añadidura hacia grupos indígenas articulados orgánicamente a los mercados internacionales, de Hermosillo a Los Ángeles y Ciudad Nezahualcóyotl. Lo que no obsta para que los corifeos de Aguilar Camín comiencen a despotricar contra todo tipo de "fundamentalismo". Y es que lo que no ven nuestros consejeros presidenciales es que ya, en Oaxaca, una comunidad millonaria se pronuncia abiertamente en la disputa concreta por el tiempo. En el nudo de la teoría del valor trabajo, los indígenas oaxaqueños ponen el énfasis en la lucha soberana por el tiempo que, al  final, resulta interiorización pura.Se entiende cuando se logra salir de las gafas de esos profesores para descubrir que la reacción no anda errada al señalar a los maestros indígenas (unos 70 mil sindicalizados) como el núcleo duro en la batalla por  el tiempo.

Acá en la ciudad compramos las chelas y la chatarra, vimos el clásico Chivas-América, reloj ya adelantado.
Desde mi azotea de la Tlalcologia conté los autos que entraban por minuto.

http://www.milenio.com/node/415466

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