A la memoria de las víctimas de la guerra genocida contra Palestina, Irak y Afganistán.
Tras una semana de ardua diplomacia atómica que culminó con la Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada en Washington, Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, trazó con toda nitidez la política militar de aplicación mundial inmediata dictada por el capital global. La nueva doctrina nuclear de los Estados Unidos contenida en la llamada Revisión de la Postura Nuclear (NPR), esencialmente concluye en los cinco puntos programáticos que finalmente han dejado satisfechos a los 47 gobiernos asistentes a la cumbre, a saber: ataque nuclear preventivo contra los Estados sin armas atómicas que no se ajusten al Tratado de No Proliferación Nuclear; uso de armas atómicas en circunstancias extremas para defender los intereses vitales de Estados Unidos o de sus aliados; afinación del calificativo “terrorismo” añadiéndole un nuevo apellido (“nuclear”) y definiéndolo como “el mayor y más inmediato peligro”; la República Democrática de Corea del Norte e Irán, posibles blancos nucleares o donde se crea que está el buscado Bin Laden; modernización del arsenal atómico existente, y un punto sexto, secreto, pero ya en aplicación en muchos lugares del mundo y que no es otro que el Estado de excepción bajo cualquier pretexto y el resurgimiento de todas las formas del fascismo.
Quien lea de otra manera las conclusiones de la nueva Revisión de la Postura Nuclear de los Estados Unidos es un ciego o un oportunista y, quien no vea en ella la clara intención de iniciar una guerra atómica escalonada, primero contra el Tercer Mundo y luego contra el resto, es un cómplice consciente o inconsciente de ellos. Las “reglas de Obama” así lo sugieren fuertemente y la gran burguesía norteamericana lo sabe perfectamente bien, como lo indican sus compras de pánico de refugios antiatómicos para protegerse de la inevitable respuesta.
Y por si hubiese alguna duda, el servicial secretario general de la ONU Ban Ki-moon apremió a la ONU a instrumentar urgentemente un plan de cinco puntos para reducir el desafío del terrorismo nuclear. El plan de Ban, llama a prevenir el terrorismo atómico, a poner “bajo llave” (de Obama) los materiales nucleares fisibles, comprometer al Consejo de Seguridad en la aplicación de la política yanqui, fortalecer la Agencia Internacional de Energía Atómica como instrumento legal, y, para cubrir las apariencias, la invitación a impulsar el desarme y la no proliferación nuclear.
Lo que está sucediendo en realidad, es que se ha oficializado el uso de las armas nucleares en la estrategia de guerra de los gobiernos de los países ricos de América, Europa Occidental e Israel y dichas armas se han convertido, de ahora en adelante, en el instrumento idóneo para generalizar lo que ya iniciaron hace años en Palestina, Irak y Afganistán. O sea pues, una suerte de “solución final”.
¿Por qué está sucediendo esto? La mayor empresa que aún puede acometer la vieja sociedad burguesa en los tiempos que vivimos ya no es la guerra nacional como fue en el pasado, sino la guerra mundial total y esa es ahora su verdadera meta. El negocio de la guerra y por supuesto la superexplotación de clase ya no se puede disfrazar más bajo el uniforme nacional, necesita el uniforme de la ONU, de la OTAN o de cualquier otro instrumento del capital global, supuestamente representativo de la “comunidad internacional”.
Con dicho fin los amos del imperio han creado y acumulado miles de cabezas nucleares estratégicas, misiles balísticos intercontinentales, submarinos atómicos, bombarderos, ojivas tácticas de corto alcance y por supuesto los sistemas de defensa antimisiles.
Entonces pues, ante el diabólico arsenal del imperio y las fatídicas intenciones del laureado Obama ¿qué significado real tiene el START II y la supuesta reducción de armas nucleares al 30%? ¿Ha disminuido el riesgo de una guerra atómica total? ¡No señores! El START II es sólo un placebo para bobos, pues el arsenal atómico está ahí en sus manos perfeccionándose para ser usado contra quien se oponga a los designios del gran capital.
¿Y qué gana la humanidad con la “normalización” temporal de las relaciones entre Rusia y EU? ¡Nada, señores presidentes de Rusia, Estados Unidos y China!
En la memoria de la verdadera comunidad internacional vive el recuerdo de cuando los gobiernos de Rusia y China, y el mismo Consejo de Seguridad con el viejo ghanés Kofi Annan a la cabeza, nada pudieron hacer con sus débiles objeciones para detener los planes guerreristas de Bush, Blair y Aznar contra Irak y contra Afganistán. Así volverá a ocurrir ahora si no se asimila la experiencia reciente mencionada y la lejana, como fue el Pacto de Munich en septiembre de 1938.
El presidente de los Estados Unidos Barack Obama, en el discurso que pronunció para inaugurar la primera sesión plenaria de la Cumbre sobre Seguridad Nuclear, indicó que “la situación requiere un nuevo enfoque para hacer, como naciones y como aliados, lo que nos demanda en este momento la historia, muy específicamente frente a la amenaza que según él representa Irán.” Respondiendo a la amenaza directa de los EU, Mohammad Jazai, representante de Irán, ha dicho al secretario general de la ONU y a los presidentes de la Asamblea General, Ali Treki, y del Consejo de Seguridad, Yukio Takasu, que “los miembros de la ONU no deben tolerar o ignorar tal chantaje nuclear del siglo XXI…Se trata de una doctrina para ser el primero en utilizar a discreción las armas nucleares contra países que no tienen el arma nuclear como Irán. El verdadero peligro para la paz mundial -añadió Jazai-, lo constituye la nueva estrategia nuclear de Washington.”
Los pueblos del mundo cada vez entienden mejor que su única opción ante la opresión fascista y la amenaza de su destrucción física, aun como daño “colateral”, es la autodefensa internacionalista mundial sin fronteras, frente un enemigo sin escrúpulos como lo es el imperio. Porque si se obliga a los pueblos a escoger, seguramente que preferirán, antes un final terrible que un terror sin fin.
Mario Rivera Ortiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario