En su trabajo sobre Una geometría de la acumulación (del capital de las naciones) --UNAM. 1999--, nuestro buen amigo y maestro Roberto Castañeda Rodríguez-Cabo juega en El Navegador, el suyo, Neptuno, a medir las formas del devenir enmascarado del capital mundial conforme se despliega la lucha de clases y, junto con los avances tecnológicos, se revoluciona la lingüística (toda una obra de la metodología del materialismo histórico, podríamos decir).
Y el "objetivo" hoy, como entonces, procede al camuflage, habrá que saber leer los signos, suelen concentrar en el mundo de la semiótica saberes históricos, igual que cuando se enciende la luz eléctrica, interruptor mediante.
¿Qué significa que la revista Proceso ya no se venderá en los kioscos y quedará confinada al territorio de Slim?
¿De qué manera se gasta por adelantado el líquido recibido en momentos críticos gracias a las "nacionalizaciones" de Chávez?
Sí, sí, hacemos preguntas sobre cuentas "privadas" de empresas con poder público. Porque no nos podemos tragar eso (a lo Loret de Mola) de que "la casa" tiene su propia política informativa, como si su producto no tuviera que ver con el envenenamiento diario del ambiente.
Pero mientras el mundo cambió ya radicalmente, Televisa permanece en el Freud clásico y sus telenovelas de "vanguardia" insisten en que la epidemia de enfermedades mentales tiene que ver con los rasgos de la madre y la ausencia del padre.
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