Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

18 may 2010

Insurrección en Tailandia

La insurrección en Tailanda montada, según el diario El País, por más de veinte mil personas desde hace dos meses, posee una demanda netamente política: la disolución del parlamento y elecciones anticipadas.
Fue la asonada de 2006 que depuso al ex primer ministro Thaksin Shinawatra la que dio origen al Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, también conocidos como camisas rojas. Los sublevados son marginados provenientes de zonas rurales y de otras ciudades mezclados con estudiantes, intelectuales e integrantes de la clase media.
Las fuerzas armadas estatales declararon zonas de fuego real algunas calles en las que las explosiones y los disparos no han dejado de sonar desde el trece de mayo pasado. Desde entonces los castrenses tienen establecido un cerco alrededor de un área de más de tres kilómetros cuadrados en la zona más comercial de la capital, Bangkok, con la intención de cortar el suministro y la llegada de más manifestantes. Los amotinados se han fortificado utilizando llantas, alambre de púas y lanzas de bambú; las barricadas llegan a medir hasta tres metros de altura y en algunos puntos más de cien de longitud.
Algunos relatores consideran que el estado tailandés se encuentra debilitado en la figura del primer ministro Abhisit Vejjajiva, quien se encontraba atrincherado en un cuartel militar a las fueras de la capital debido a que la sede de gobierno estaba cercada por los manifestantes.
Esta sublevación involucra en la práctica a algunos elementos renegados del ejército, como aquél general de división que fue abatido por un francotirador del gobierno el trece de mayo, quien fungía para los camisas rojas como estratega militar. Esta baja de los insurrectos recrudeció los enfrentamientos con el ejército– en los que ya han muerto 67 personas, 38 en los últimos seis días; con más de 1,700 heridos –.
Se habla de que existen muchos simpatizantes del Frente al interior de las fuerzas armadas, quienes se oponen a la postura represiva del estado. Habrá que ver si esto es una realidad toda vez que el estado se ha negado a negociar, ha puesto un ultimátum al movimiento para que detenga las protestas y se prevé un asalto final del ejército al campamento de los camisas rojas.
En todo caso se trata del enfrentamiento directo entre dos clases antagónicas. Una verdadera lucha de clases entre la parte rural y obrera representada por el Frente Unido contra la élite urbana respaldada por el estado y su ejército acantonado en Bangkok.
Estamos ya presenciando en otras partes del mundo la lucha política que va más allá de la lucha económica, sin dejar de recordar que ésta última representa uno más de los frentes en donde el capital y sus aparatos estatales han intensificado la guerra contra la población.

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