Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

19 may 2010

¿Siempre sí se pacta con criminales?

Con el comunicado de Televisa que dio a conocer la noche del lunes Joaquín López Dóriga a propósito de la desaparición de Diego Fernández de Cevallos es posible que se inaugure la nueva política de negociación con los delincuentes, y esto independientemente de la suerte que haya corrido el ex candidato a la presidencia del actual partido en el gobierno.

El caso del Jefe Diego tiene carácter de Estado, por mucho que los locutores se esfuercen en presentarlo dentro de sus límites familiares y, por lo tanto, el exprocurador Lozano Gracia adquiere en la práctica el rango de negociador gubernamental con los presuntos responsables de que Diego todavía no aparezca.

Del "¡no pactamos con criminales!" al (a los medios de comunicación): "mejor no se metan, arriesgan la vida de un hombre respetable".

Como por encanto hemos vivido en México por primera vez en muchos años un lunes y un martes completos sin descabezaderos ni fotografías de nota roja en las primeras planas. La guerra del narco cedió sitio por estos días en los noticieros a las revueltas en Tailandia. ¿Se habrá declarado tregua para en tanto se pacta? ¿Y qué se pacta?

Lo cierto es que no estaríamos ante la primera de este tipo de componendas históricas en las que de las catacumbas del mercado negro se incorpora al modo de dominación la nueva burguesía, apenas ayer en la clandestinidad del hampa. Es la historia que narra Brecht en su novela de los cuatro cuartos; lo mismo que sucedió en Chicago y Nueva York con la mafia italiana del wisky. Ahora veremos bien contra quién van los tanques y las armas del Estado: contra los indocumentados y los explotados.

Está en el plan de la productividad y el progreso el de convertirnos en esclavos.

Así, y en el supuesto de que se mantiene por los próximos años la tendencia prevaleciente, estaremos frente a una legalización con precios de monopolio en la que los grifos tendremos que pagar por nuestros placeres "suntuarios".

¿Suntuarios? ¡Nada! ¡Si forman parte de la canasta básica en nuestro modo actual de vida!

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