Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

1 jun 2010

del uso de los capos como fichas de ajedrez

A Rios Galeana lo entregaron del otro lado sus padrinos de la DEA y al día siguiente de que llegó a México, el precandidato Arturo Montiel tiró la toalla frente a su rival de partido (PRI) Roberto Madrazo. Bastó con unos cuantos calambres para que se hiciera a un lado.

La negociación entre los bandos --definidos claramente desde el crimen del periodista Manuel Buendía, hace 25 años justamente-- clarifica sobre los personajes a los que tendrá que lavárseles el expediente en los nuevos libros de texto. La Unidad Nacional, en pocas palabras, es un pacto entre hampones. Se sanciona lo que ya era práctico, habitual, consuetudionario: en una sociedad de baro, poco importa cómo se hace el baro con tal de que salga más en cada ocasión. O no: sí importa, pues mientras se haga más en menos tiempo, más cerca se estará del Paraíso. Aunque eso sea sólo teóricamente. En la realidad, los burgueses son tan aburridos y huecos y vacíos y tan llenos de horribles arrepentimientos travestidos en terror como en Teorema, la película de Pasolini que vimos aquí en los setenta.

En el mundo de la droga reina el absurdo:

--Maradona, ¡a mi no me cuentan!--, hizo sus proezas en el campo porque le gustaba la coca; lo mismo el mariguano ese al que le daba por nadar.

O sobre la pobreza del mecanicismo...

Y esta otra:

--No, yo no la pruebo, no sea que me vaya a gustar...

¡!¡!¡!¡!

No hay comentarios: