llamado a la subversión

Dan ganas de tirar hijos de puta y otras formas de la impotencia, ¿pues habría de servir de algo en estos momentos un: "¡ya ven!, ¡nosotros se los advertimos!?"

Milicos y marinos en la colonia Roma, ellos, los vecinos, tan cándidos en el lejano 1993-94 en el que se movilizaron triunfalmente como habitantes de un barrio de "la cultura", para echar de ahí las oficinas de la Procuraduría General de la República y aventarlas a otro lado más nacorrón, que al cabo que ahí sí los aguantan... Los llamados "movimientos sociales" de aquel entonces, en una especie de individualismo colectivo (tradeunionista) que, sin ir a la raíz de los problemas, sólo los arrojaban para otro lado, no hicieron sino fortalecer una sociedad de castas regida por eso de el que tiene más saliva traga más pinole. Y la zona de las peñas cancioneras y cafés de la gran city de antes hoy se ve ocupada por las botas, la institución nacionalista en la que todavía confiaban algunos prominentes sesentaiocheros. Como en el multicitado verso de Brecht, a todos nos toca.

¿Una línea, un nombre más en el Muro de las lamentaciones? ¿Un nuevo llamado a la indignación generalizada? ¿Un ridículo Manifiesto maderista para que la próxima Revolución dé comienzos el próximo 20 de noviembre? ¿O el Frente Electoral Opositor (el FEO aquel), sólo que ahora "radicalizado" y embellecido en la lucha cívica?

De la realidad se extraen las líneas que habrá que oponerle a este régimen feroz y sangriento que lanza sus últimos garrazos de tigre herido. ¡Bien por la resistencia del SME cuando busca fusionar su lucha con los mineros de Cananea y el norte de México en contra de la dictadura! En el proceso se irán afinando, seleccionando y generalizando las formas de lucha con sus combinaciones en cada momento. Es preciso que los sindicatos golpeados se vinculen a la lucha de los mexicanos indocumentados y maltratados en la frontera. La internacionalización de la lucha de clases en contra del régimen del capital es la única garantía de que podremos salir de ésta con las cabezas en su sitio.

El pestilente régimen futbolero que atiza el descerebre en pos de un gol de empate, mañana, con la derrota en el partido de inauguración (los ratones bajo la vibra de Johannesburgo, la ciudad más densamente poblada del mundo), sufrirá el efecto de mirarse frente al espejo en el sí se pudo, y entonces será la oportunidad nuestra. De ser fotógrafa, no buscaría mañana el gol sino el rostro de Felipe Calderón ante el gol. Se sabrá entonces que el triunfo contra Italia fue una maniobra de la mafia napolitana para despelucar en las apuestas a una masa de imbéciles.