no puede ser casual lo del muertito en la carretera de San Luis Potosí a Monterrey, el agente aduanero gabacho, en el momento en que los franchutes intentan hacernos su nueva guerra de los pasteles con lo de la Florence Cassez. Todas las contradicciones revientan en el momento actual de la crisis y, aprovechándose de la debilidad del panista Felipe Calderón en el gobierno de México, las potencias buscan ganar espacios geográficos y políticos en nuestro territorio y urden provocaciones cada vez más torpes.
Indicios mayúsculos muestran, por lo demás, aquí y acullá, que la estrategia gubernamental de criminalizar el ambiente ha dado ya de sí más de la cuenta y cada vez sirve de menos a quienes insisten, a lo Mubarak, en auto-otorgarse legitmidad para ordenar en nombre de la Ley.
Sofocados quizá por la irrespirable atmósfera, intelectuales devenidos en locutores se sacan las caretas. Anuncian: "la democracia se aplica a quien respeta sus reglas; y a quienes no, se les aplica el estado de derecho", que es como estos polizontes con pluma le llaman a la dictadura del gran capital.
Criminalizan para justificar la invasión de cada rincón por el Estado y la policía. Ahora la negociación para la mordida entre infractores y polis se dará a puerta de casa:
--¡Mire usted cómo la dejó!... No, si se lo llevan a la jaula y le cobran lo del hospital, ni le cuento, nada más con lo de las costuras va a salir usted perdiendo, ahí se lo dejo a su criterio...
E intimidan ahora por la tele con lo de los taxistas violadores de mujeres solitarias en el Distrito Federal, cuando este gremio, el de los taxistas, constituye el cuerpo policiaco más importante de la city por su carácter móvil y simulado.
Bien intuyen los maestros de la sección 22 del SNTE y los luchadores de la APPO respecto de que es momento de lanzar la ofensiva en la "frontera" oaxaqueña para evidenciar el rancio carácter dictatorial del legalismo democrático y las alianzas sin principio entre las fuerzas opositoras.
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