entonar es una cuerda al vacío entre la risa y el llanto
y es que la monotonía no flota,
se busca el día en que se perdió la voz
por vez última.
cuidadoso,
pronunció el nombre de la que llena el espacio en estos días
que se corren como los viejos maratones de abril con tequila
y mariguana, verde hasta los sesos,
olorosa como el polen del enloquecimiento
y electrizadas muescas de luciérnaga en el aire denso.
no se cansa de pretender echarle su carga
y levantarle la estatua del Absoluto.
musita frente al espejo, cuidadoso, su nombre
con la externa sensación de que, aquí,
las paredes oyen,
pero repleta con su espasmo coronado por la espuma de las olas
en el ras negro de sus cejas.
transformado en pez beta flota,
desmayado y burbujeante hasta el fondo coralino
donde el musgo le augura un cómodo presente
frente a lo que viene.
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