Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

7 jun 2011

el caso Hank Rhon y la crisis política que germina

Por si hiciera falta, el allanamiento de las instalaciones del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte por  la Policía Federal en Ciudad Juárez (http://www.jornada.unam.mx/2011/06/07/politica/013n1pol) corrobora lo que escribimos antier sobre el verdadero objetivo de la detención de Hank Rhon, a saber: evitar a toda costa que se consolide un movimiento como el que encabeza Javier Sicilia, que busca articular una respuesta nacional contra la militarización del Estado mexicano.

Necesitamos con urgencia un bosquejo sobre lo que representa esta movilización concreta contra la guerra inter-burguesa, pero antes intentemos destacar algunos elementos de la crisis política en ciernes que se dibuja ante nosotros tras la captura por el Ejército, en la ciudad de Tijuana, del hijo del capo de Atlacomulco y lugarteniente de Enrique Peña Nieto.

La tibia condena de un Héctor Aguilar Camín respecto de la "politización de los procesos electorales" y procedimientos ilegales desde el Ejecutivo (la captura de Hank Rhon, más bien, resulta el prototipo del accionar en estado de excepción) chocó ayer contra las opiniones de Jorge G. Castañeda y Leo Zuckerman, que, más bien, piensan que ante la evidencia histórica del carácter corrupto y narcoso del priísmo es pertinente el uso de la fuerza extra-legal del Estado y, por tanto, la politización de la guerra contra el narcotráfico.

En tanto Aguilar Camín recula apanicado ante la posibilidad de eliminar al priísmo de la vida nacional mediante la fuerza militar e "ilegal" del Estado (si es que eso es  posible), Zuckerman y Castañeda brincan jubilosos e ilusionados (ilusos) ante la perspectiva del arribo a la democracia en México vía la DEA y el Pentágono. Pero aquí lo que importa es observar en este quiebre (hablamos de intelectuales orgánicos representativos de las tendencias dentro del régimen) el germen de una crisis política profunda que, al parecer, no tiene ya retorno.

La radicalización del discurso de Javier Sicilia, que cada vez apunta con mayor claridad contra el gobierno de Felipe Calderón, ha venido a complicarle las cosas al poder Ejecutivo. Lo que no pudo lograr el sub-comandante Marcos hace cinco años, cuando recorrió el árido territorio norteño sin lograr adhesiones significativas para la causa de la Otra Campaña, le toca consumarlo hoy, tras seis años de "México Seguro", Estado de excepción y terrorismo de Estado, a los marchistas de la Caravana que llegará este sábado a Ciudad Juárez para exigir el retorno de los militares a sus cuarteles. Y lo que consumarán en buena medida estos marchistas --más allá de lo que cada uno busque a nivel individual-- será, además del puente entre los movimientos radicales del sur y el norte del país, el tránsito de una propuesta de transformación social desde las comunidades indígenas hacia la más abstracta ciudadanía.

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