Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

9 jun 2011

la biblioteca Warburg y las exigencias de la biblioteconomía


La constitución de su biblioteca le costó a Aby Warburg toda su vida y fue, quizá, la obra a la que consagró mayores energías. En su origen se encuentra un fatídico episodio infantil: a los tres años Aby, que era el primogénito de una familia de banqueros, le ofreció a su hermano menor Max concederle su primogenitura a cambio de la promesa de comprar todos los libros que él le pidiera. Max aceptó, sin imaginar por cierto que la broma infantil se convertiría en realidad. Warburg ordenaba sus libros no según los criterios alfabéticos o aritméticos en uso para las grandes bibliotecas, sino según sus intereses y su sistema de pensamiento, hasta el punto de cambiar el orden ante cada variación de sus métodos de investigación. La ley que lo guiaba era la del "buen vecino", según la cual la solución del problema no estaba contenida en el libro que se buscaba, sino en el que estaba al lado. De este modo, hizo de la biblioteca una especie de imagen laberíntica de sí mismo, cuyo poder de fascinación era enorme. Saxl refiere la anécdota de Cassier, quien, al entrar por primera vez en la biblioteca, declaró que debía o bien huir inmediatamente, o bien quedarse encerrado ahí durante años. Como un verdadero laberinto, la biblioteca conducía al lector a la meta desviándolo, de un "buen vecino" al otro, en una serie de detóurs al final de los cuales encontraba fatalmente al minotauro que lo esperaba desde el principio y que era, en cierto sentido, el propio Warburg. Quien ha trabajado en la biblioteca sabe cuán cierto es esto todavía hoy, a pesar de las concesiones que se han hecho en el transcurso de los años a las exigencias de la biblioteconomía.

Giorgio Agamben, La potencia del pensamiento, Anagrama, 2008.

1 comentario:

Cowboy Iscariot dijo...

¿Y que hay del buen vecino del buen vecino? Si el libro que se busca no es el que se busca sino el que está a su lado, en realidad tampoco es éste sino el que está al lado de éste, y así hasta el infinito. Vale que es una tontería de idea, pero Borges hubiese hecho un gran cuento con ella. Interesante artículo sobre un asunto sobre el que no tenía ni idea, gracias...