Esta es la carta que Marx le responde a Engels sobre su opinión acerca de la teoría de Trémaux relativa a la transformación de los seres vivos.
Marx a Engels
[Londres], 3 de octubre de 1866
… Ad vocen [a propósito de] Trémaux: El juicio que tú das, o sea “que su teoría no vale nada porque no sabe una palabra de geología y porque es incapaz de la crítica más corriente con respecto a toda la literatura que ha aparecido sobre el tema”, puedes encontrarlo casi al pie de la letra en Cuvier, en su Discours sur les révolutions du globe [Discurso sobre las revoluciones del globo], dirigido contra la doctrina de la variabilité des espéces [variabilidad de las especies]. En el que se burla, entre otras cosas, de las fantasmagorías alemanas sobre la naturaleza, de los autores que anunciaban íntegramente la idea fundamental de Darwin, sin poder demostrarla en lo más mínimo. Sin embargo, eso no impidió que Cuvier, que era un gran geólogo e incluso, para ser naturalista un crítico excepcional con respecto a la literatura aparecida sobre el tema, estuviera equivocado, y las personas que enunciaban esa idea tuvieran razón. La idea fundamental de Trémaux sobre la influencia del suelo (si bien, naturalmente no tiene en cuenta eventuales modificaciones históricas de esta influencia, entre las que yo, por mi parte, señalo también los cambios químicos provocados en las capas superficiales del suelo, por la agricultura, etc., y en mayor medida las diferentes influencias que ejercen bajo modos de producción diferentes cosas como los yacimientos de hulla, etc.) es, en mi opinión, una idea que sólo necesita ser enunciada para adquirir definitivamente un lugar en la ciencia, y eso totalmente al margen de la exposición de Trémaux.
Engels a Marx
Manchester, 5 de octubre de 1866
… Ad vocen Trémaux [A propósito de Trémaux]. Para ser sincero te diré que cuando te escribí sólo había leído una tercera parte del libro, o sea la peor (el principio) la segunda tercera parte, la crítica de las escuelas, es mucho mejor, la tercera, las consecuencias, vuelve a ser muy mala. Este hombre tiene el mérito de haber hecho resaltar más que nadie hasta ahora la influencia del “suelo” sobre la formación de las razas y, por consiguiente, las especies, y, en segundo lugar, de haber desarrollado sobre el efecto del cruzamiento unas ideas más justas (si bien, en mi opinión, muy unilateral) que sus predecesores. Por una parte, Darwin tiene razón en lo que dice acerca de la influencia modificadora del cruzamiento; cosa que, dicho sea de pasada, Trémaux reconoce implícitamente cuando trata, allí donde le conviene, el cruzamiento visto como medio de transformación, aunque, en último término, vaya en el sentido de la uniformización. De igual manera, Darwin y otros nunca han negado la influencia del suelo, y si no lo han destacado especialmente es porque no sabían cómo actúa este suelo salvo que actúa favorablemente cuando es fértil y desfavorablemente cuando no lo es. Tampoco Trémaux sabe mucho más. La hipótesis según la cual el suelo en general es más favorable a especies superiores si pertenece a formaciones más recientes tiene algo de extraordinariamente plausible y puede o no ser acertada, pero cuando veo las ridículas pruebas que aporta para intentar apoyar esta hipótesis, pruebas que en sus 9/10 partes se basan en hechos inexactos o alterados, y que en la última décima parte no demuestran nada, no puedo dejar de encontrar fuertemente sospechoso al autor de esta hipótesis, y, de ahí, a la propia hipótesis. Pero cuando, yendo más lejos, declara que la influencia del suelo, según sea más reciente o más antiguo, corregida por el cruzamiento, es la única causa de las modificaciones de las especies orgánicas o las razas, no veo en absoluto la conveniencia de seguirle por ese camino, y sí más bien la de oponer numerosas objeciones.
Dices que Cuvier reprochó su ignorancia de la geología a los filósofos de la naturaleza [Naturphilosophen] en Alemania cuando afirmaban la variabilidad de las especies, y que, sin embargo, éstos tenían razón. Pero en aquella época el problema no tenía nada que ver con la geología; y cuando alguien establece una teoría de la transformación de las especies basada únicamente en la geología y comete semejantes tropelías geológicas...
Y en otro párrafo de la misma carta dice:
No es nada nuevo que existan muchas relaciones entre la estructura geológica del suelo y el “suelo” en el que crece algo, ídem que este suelo apto para la vegetación ejerza una influencia sobre las razas vegetales y animales que viven en él. También es exacto que hasta el momento esta influencia no ha sido prácticamente estudiada. Pero para ir de esto a la teoría de Trémaux hay que dar un salto colosal. En cualquier caso, tiene el mérito de haber puesto el acento sobre un aspecto hasta ahora descuidado. Y, repito, la hipótesis de la influencia del suelo como factor más o menos favorable a la evolución según su edad geológica quizás sea justa (o falsa) dentro de ciertos límites, pero todas las demás conclusiones son en mi opinión totalmente inexactas, o terriblemente exageradas en un solo sentido...
Con Engels, Marx no vuelve a tocar el tema de Trémaux.
Pese a los reparos eruditos de Engels sobre la hipótesis de Trémaux acerca de las causas de la transformación de los seres vivos, Marx tiene una opinión distinta sobre esta hipótesis y piensa que es un progreso en relación con Darwin, así se lo expresa a Lundwing Kugelmann el 9 de octubre del mismo año, después de haber discutido con Engels sobre el tema. Aquí transcribo un fragmento de esa carta:
…También le recomiendo a Trémaux: De l´Origine de tous les étres [Del origen de todos los seres], etc. Aunque escrito en un estilo totalmente descuidado, lleno de errores geológicos y muy deficiente en su crítica de la literatura aparecida sobre el tema —with all that and all that [pese a todo]— su contenido representa un progreso en relación a Darwin.
Queda claro que en la teoría de Trémaux “el suelo” combinado con el entrecruzamiento eran los factores que impulsaban la transformación de las especies y esto tendía a “fijar” en la población ciertas características que permanecerían por mucho tiempo, constituyendo así la especie tipo. El concepto de especie lo tenía muy claro Trémaux.
Como bien menciona Engels, Trémaux puso el acento sobre un aspecto descuidado, la influencia del suelo "… esta influencia no ha sido prácticamente estudiada”. Dice "hasta este momento", pero posteriormente pasó a ser central para la explicación del proceso de la transformación de las especies.
Continuará
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