entre Demócrita y Epicuro

Epicuro: Tú dices, Demócrita, que soy yo un solipsista incapaz de comunicarme con nadie pero, recuerda, tú terminarás tus días acuchillando la cuenca de tus ojos, extraviada en la absoluta riqueza inútil del mundo, angustiada por sólo ser capaz de ver fragmentos, experiencias sin contexto.

Demócrita: Eres incapaz de amar a nadie salvo la pureza de tu línea... La diversidad, en cambio, su conocimiento, su gozoso análisis me genera un sentimiento único y extático en el que me fundo con el mundo. Algo a lo que no renunciaría por ninguna fórmula seca, por ningún concepto.

Epicuro: En cambio yo moriré en la tina, tomando un baño caliente y con una copa de vodka fría, bien fría, entre la manos... ¡Salud! Con la absoluta certeza --lejos del extravío-- de que ningún átomo es igual a otro y cada cuál tiene su caída.

Demócrita: Bonita certeza que a mi de nada me sirve..

Epicuro: ... Por lo demás, si lo que buscas es fundirte con el Cosmos a través de un rito (y los rituales son colectivos y son, según algunos con los que no comulgo, lo que cementa desde su mero fundamento a las civilizaciones), esta noche, en donde la Venus, celebrarán una orgía con todo tipo de afrodisiacos y esa es la vía más rápida... Prefiero el sexo de a dos, y con una "tuerca" para que embone, el culo no lubrica, será porque empiezo a envejecer, seguramente, ah, y soy dogmático, siempre lo fui. Y eso no se cura... Aunque podríamos comunicarnos tú y yo con el Cosmos con esto que me trajo de allá de Huautla la abuela de la Tichi...

(Epicuro ha extraído de debajo de la cama una bolsa de plástico que desanuda lentamente, ella, Demócrita, que parece absorta mientra mira fijamente el dedo gordo de Epicuro, sólo atina a preguntar:

--¿Dices que en donde la Venus?

--Sí, a las tres de la mañana, como suele ser... Procura estar lo más limpia... Habrá platillos y más platillos.

(En el pasaje anterior produjimos un momento en el que se abre el paréntesis para no volverse a cerrar, o sea un punto en el que ya no hay fronteras...

Demócrita (poniéndose de pie alegremente, como en la celebración de la experiencia): Bueno, tú te lo pierdes. Lástima que en tu torre de Babel todo se defina con tanta certeza y de antemano.

Epicuro (que, tras desenvolver, ha comenzado a comer unos hongos oscuros y húmedos): No me  lo puedo perder simplemente porque no lo busco. Sí, lo que me parece místico de tanta exaltación empirista de la experiencia es que siempre que se llega al "hecho positivo" aumentan la desazón y el escepticismo. Y es que se busca esa fundición... ¡Mi primer orgasmo! ¡Toda una noche cósmica con Manuela!... Toma... ¿No quieres?

(le acerca los hongos a la altura del olfato)

Demócrita (parece dudar): ...Es que... Es que... Bueno, me quedo.

(y se funden en un abrazo).

Nota del editor: basado en la tesis doctoral de Karl Marx.