- ¿Por qué? – gruñó Arquímedes. Nosotros los siracusanos somos una nación griega. ¿Por qué habríamos de ir con vosotros?
- Porque vivís en Sicilia y nosotros la necesitamos.
- ¿Y por qué la necesitáis?
- Porque queremos dominar el Mar Mediterráneo.
- ¡Ajá!- dijo Arquímedes… ¿Y para qué lo queréis?
- El que es el señor del Mar Mediterráneo - dijo Lucius – es señor del mundo.
- ¿Acaso tenéis que ser señores del mundo?
- Si. La misión de Roma es convertirse en señor del mundo. ¡Y te digo que lo será!
- Quizá… Pero yo no os lo aconsejaría, Lucius. Oye, ser señor del mundo… Eso hará que un día tengáis que defenderos terriblemente. ¡Lástima de trabajo que os dará!
Karel Capek. Apócrifos. Ediciones y Distribuciones Hispánicas. México, 1987. Pp. 39 y 41.
Y finalmente, hayan sido esas de sus últimas palabras u otras, a Arquímedes lo asesinaron los romanos. Él les había hecho daño, les había -a final de cuentas- hecho perder mucho dinero con sus ideas; había usado su ingenio para la defensa de su ciudad y obstaculizó por más de dos años la entrada de los invasores. Eventualmente, Roma controló el Mediterráneo y más allá, y en ese imperio se forjaron los mecanismos de dominio de la cultura occidental. Con la expansión del comercio mundial, se exportaron esas formas de dominación (derecho, religión, Estado) y surgen -allí mismo- el capitalismo y las formas de organización inherentes a él, como la mafia, que favorece la tendencia del capital a acumularse indefinidamente.
Decíamos que la mafia -control del mercado- existe de manera intrínseca en las mercancías, por tanto, las mafias que controlan las mercancías más redituables hoy en día (drogas, armas, información, personas) son el centro del poder mundial.
Desde hace tiempo, los hombres y las mujeres son mercancía, sin embargo, con el desarrollo de las fuerzas productivas, se han diversificado las formas de su uso y explotación: plusvalía (explotación laboral), venta de su cuerpo (explotación sexual), venta de sus órganos (secuestro y asesinato), sujeto para extorsión (para expropiar sus bienes), potencial comprador de otras mercancías, tributario (mediante impuestos y demás)…
De ahí que los estados-nación sean una de las más poderosas mafias, ya que tienen el control de un territorio determinado, incluyendo sus habitantes.
Si el esclavismo es el dominio del hombre por el hombre para la ganancia, entonces ese antiguo sistema de relación social se mantiene vigente hoy en día a través de mecanismos mucho más sutiles y velados, de manera que el esclavo no se siente tal.
Sin embargo, y a pesar de todas las posibles formas de control y enajenación, la caducidad del sistema económico que rige nuestras vidas es cada vez más evidente para cada vez más hombres y mujeres. Además, el mismo desarrollo del capitalismo genera el surgimiento de nuevas formas de colectividad, que se contraponen a la propiedad privada como pilar de éste sistema económico. Tal es el caso del internet, que ha sido una excelente herramienta para la conformación de movimientos que desde distintos puntos del planeta, alzan la voz contra la opresión y el dominio del capital. Es por ello que, a su vez, avanza el fascismo, como la alternativa de las mafias en el poder para mantener el control. Arquímedes explicaría que es así como los señores del mundo preparan su defensa… y es que ya se escucha, con voces adolescentes y jóvenes aún, desde el Mediterráneo:
“No es una crisis, es el sistema”
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