El que compró su casa en estos años de realismo
sabe que el verbo que no se vende es confuso.
Y a uno, ya entrado en años, su mujer le dijo:
--Sabes, usaré mis encantos para conseguir un préstamo,
no piden mucho, compraré el departamento,
te invito a que sigamos viviendo juntos. ¿Quieres?".
--Sí --responde.
--¿Sí?, pues fírmale.
Y no era nada, sólo un compromiso de fidelidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario